De momento y seguramente durante las próximas semanas, vamos a seguir hablando de la retirada del Samsung Galaxy Note 7, para tratar de averiguar el motivo por el que los dispositivos de la firma coreana explotaban. En un principio se apuntó a que la principal causa podría estar motivada por las baterías, de ahí que la compañía coreana reemplazara los terminales por otros cuya número de lote era completamente diferente y no tenía relación con la primera tanda de terminales que llegó al mercado. Pero según pudimos comprobar el problema no era la batería o al menos únicamente. Batería que por cierto no fue certificada por la CTIA, organismo encargado de certificar las baterías.
Fue la propia Samsung quien se encargó personalmente de certificar sus propias baterías dejando de lado este organismo regulador, algo que realmente no es ilegal pero que según algunas lenguas estuvo motivado por las prisas para lanzar el Note 7 antes de tiempo. Los laboratorios de CTIA pruebas los dispositivos efectuando diferentes pruebas para comprobar la calidad de las baterías y poder así comprobar si son realmente seguras ante posibles calentamientos, cambios de temperatura extremos, resistencia a la presión…
Todo hay que decirlo y es que en realidad Samsung pasa de este organismo desde el año 2009, en el que comenzó a testar ella misma las pruebas que realiza este mismo organismo, por lo que no se puede achacar la culpa de las explosiones a la batería simplemente. Algunos rumores afirman que el problema podría estar en el diseño del dispositivos, un diseño demasiado ajustado para no permitiría bien la circulación del aire dentro del terminal y que podría haber sido el causante del calentamiento de algunos de los componentes que podría haber motivo este tipo de explosiones.