Y es que no siempre la tecnología es la solución y como se demuestra en infinidad de ocasiones hay que tener un poco de sentido común con ella. El caso de Alemania podría extrapolarse a cualquier país de la Unión Europea, puesto que en este caso algunos de los relojes inteligentes que se han prohibido y que algunos padres compran a sus hijos pueden monitorizar y espiar a los menores o cualquier persona que los lleve puesto en cualquier momento.
La encargada de esta prohibición es la Agencia Federal de la Red, que explica o más bien argumenta esta decisión con la posibilidad de escuchar directamente las conversaciones de los menores activando el micrófono que estos smartwatch llevan de forma remota.
Este es sin duda el principal problema que han detectado en unos relojes inteligentes que incorporan una tarjeta SIM y que van dirigidos principalmente a menores de entre 5 y 12 años para monitorizar los pasos de los pequeños. El fin de estos dispositivos no puede ser nunca justificado a modo de espía y es por ello que la función que lleva incorporada este tipo de relojes que permite a los padres realizar una llamada al dispositivo sin que el portador lo sepa y escuchar la conversación mediante el micrófono incorporado, no pueden ser comercializados en el país.
Incluso se está pidiendo que todos aquellos padres que ya tengan en sus manos este tipo de relojes que los destruyan ya que pueden ser fuente de problemas legales sobre la privacidad de las personas. También se dice que algunos padres usaban este tipo de reloj para espiar las clases de sus hijos y esto evidentemente acarrea un serio problema. El presidente de la Agencia Federal de la Red, Jochen Homann, pide además que una vez se destruya el reloj se pida un certificado para dar fe de ello. Este es un tema que realmente preocupa al país alemán, puesto que hace un tiempo se hizo lo mismo con una muñeca -la muñeca Cayla- que era capaz de escuchar y hablar con los más pequeños de casa y todo gracias a la conectividad Bluetooth e intenet que permitía esta función.