Análisis de BioShock Infinite

En 2010, Kevin Levine, la mente tras aquel magistral primer Bioshock que conmocionó a la comunidad gamer, anunció una nueva entrega de la franquicia donde la oscura Rapture era cambiada por la nebulosa Columbia. Tras tres años de desarrollo y con gente de peso entrando y saliendo del proyecto en mitad de su desarrollo, por fin nos llega BioShock Infinite.

¿Será el inicio de una nueva etapa para la franquicia? ¿Habrá conseguido Infinite superar en grandeza al original? Os invitamos a descubrirlo en nuestro análisis de MundiVideojuegos sobre este tan esperado título.

La historia de BioShock Infinite nos introduce en el pellejo del detective privado Booker DeWitt, quien ha contraído unas altas deudas que únicamente pueden ser saldadas asaltando la ciudad voladora de Columbia y secuestrando a la enigmática Elizabeth. Llama la atención el comienzo del juego, todo un guiño al mismo inicio del primer BioShock, y como podréis imaginar, en vez de sumergirnos en las oscuridad del océano, saldremos disparados por los aires, literalmente.

Como os decía, el escenario principal donde transcurre el juego, Columbia, está suspendido en el aire y fue construido y lanzada en 1900 por el gobierno estadounidense, destinada a ser símbolo del excepcionalismo. Tiempo después de su lanzamiento, pero antes del los acontecimientos del juego, fue revelada como un acorazado bien armado que se ve involucrada en un incidente internacional por abrir fuego contra un grupo de civiles chinos durante la Rebelión Bóxer. La ciudad fue desautorizada por el gobierno estadounidense y pronto se perdió todo rastro alguno de la misma. A consecuencia del aislamiento de la ciudad, una guerra civil finalmente estalló entre las diferentes facciones de Columbia, cada uno tratando de tomar el control por su cuenta.

El punto del que parte la trama, a priori, parece sencillo, pero ojo, que conforme vayamos avanzando la cosa se irá retorciendo y tendremos momentos de quedarnos mirando a la pantalla preguntándonos qué diantres está ocurriendo en este lugar. Por supuesto, la narrativa del juego se ve apoyada por registros de voz, películas mudas y una ambientación que recrea de manera acertada el año en que todo transcurre: 1912. No obstante, no esperéis vivir esa sensación de opresión y soledad de la antigua Rapture, aquí la tónica es bastante distinta.

Antes de hablar del apartado gráfico, he de matizar que la versión analizada para Mundi Videojuegos es la de consola y ya anticipo que el resultado global sale mejor parado en PC. En cuanto a consolas, la verdad es que resulta un tanto decepcionante encontrarse con modelados algo simplones, pero el colmo es la pésima calidad del texturizado en muchos detalles, que rozan niveles de hace casi dos generaciones y sin exagerar. Ciertamente, se recurre a efectos como la niebla o destellos de luz que tratan de camuflar estas carencias, pero esto, para un juego del calibre de triple A y en pleno 2013 no es aceptable.

La IA tampoco resulta muy prodigiosa -muchas veces los enemigos se quedan a pecho descubierto disparando como locos, sin más- y las animaciones, en ocasiones, son demasiado artificiales. En cuanto al apartado artístico, se nota que el equipo de desarrollo se ha documentado para recrear bien la época, no obstante, es bastante complicado analizar de manera objetiva este aspecto, pues habrá gente que lo encuentre de su agrado, con su aspecto cartoon y personajes con proporciones deformadas, mientras que otro prefieran el estilo opuesto o incluso el de los anteriores BioShock, más oscuros y con un aspecto más realista. La bso está bastante mimada, con piezas y clásicos que encantarán a todos y que vienen como anillo al dedo al juego, respecto al doblaje, las voces son de calidad y las habituales que solemos escuchar.

Jugablemente, tenemos la misma base de los antiguos juegos, con sus botiquines, item para regenerar poderes -llamados vigorizantes en esta ocasión y contaremos con hasta ocho distintos-, escenarios que investigar -aunque la linealidad es muy remarcada y la profundidad de exploración corta-, puestos para mejorar armas y poderes… Un matiz importante es el hecho de que esta vez no podemos llevar todas las armas que queremos, tan sólo dos, y la principal característica de esta entrega es recorrer Columbia al lado de Elizabeth, la muchacha a la que tenemos que rescatar, y que nos dará apoyo de distintas maneras -como suministrándonos munición o botiquines-, pero desde luego que nada que ver con las posibilidades vistas en aquellos primeros vídeos del juego.

El gran pero con que me he topado en el apartado jugable, además de los ya mencionados en cuanto a linealidad y falta de exploración, es que el gunplay no resulta satisfactorio. Se abusa demasiado de situaciones con oleadas de enemigos que salen de todas partes y que nos fuerzan a movernos de un lado a otro y a usar los vigorizantes como un descosido, haciendo demasiado pesada y a veces nada divertida la experiencia. Sin duda, para los que jugamos a los anteriores BioShock, nos choca bastante este cambio. Añadir que resulta curioso que se haya apostado por un sistema de daños y salud para los enemigos similar al de Borderlands.

A la hora de rejugar a BioShock Infinite tenemos pocas posibilidades. Si bien, podemos intentar pasarnos la aventura en niveles de dificultad más altos (aunque la duración normal viene a ser de unas 10 horas) o incluso probar el modo 1999, en el que se pueden tomar decisiones y el programa resulta más exigente. En cuanto a posibilidades multijugador, decir que son nulas, pues finalmente, tras varios intentos de introducir esta modalidad en el juego, no se ha llegado a implementar. Respecto a contenido descargable, se espera que lleguen vía dlc nuevos capítulos e historias sobre Columbia en el futuro, contando con nuevos protagonistas.

BioShock Infinite es un juego que vas a amar o a odiar, te lo aseguro. El apartado artístico es demasiado particular, el cambio de ambientación muy radical, el gameplay no deja buen sabor de boca, la trama, a fin de cuentas, resultará bastante obvia para aquellos habituados a leer ciencia ficción, y a esto, sumar que la versión de consolas padece de un problema de texturizado más que llamativo. Es una experiencia bien distinta en cuanto a ambientación si lo comparamos con el primer BioShock, título que aún me sigue pareciendo muy superior a este Infinite y todo un clásico del mundo de los videojuegos. Había buenas intenciones, pero el resultado final no encaja con las expectativas depositadas en este BioShock Infinite.

NOTA FINAL MVJ 7


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      Javier Monfort dijo

    Ahora mismo iba a escribir yo el análisis pensando que el tuyo iría más por el estilo del 99% de análisis publicados, pero veo que coincidimos en que está varios pasos por detrás del primer Bioshock.

    No ya una historia con final «fácil», predecible hasta cierto punto y que deja ciertas incongruencias en el nexo argumental, si no un paso atrás en temas de jugabilidad (tiene un mejor gunplay sin ser un buen gunplay) como la ausencia de puzles como los pirateos, de varios finales según nuestros actos, etc.

    Eso sí, yo no creo que lo ame o que lo odie. Creo que, simplemente, me ha dejado frío e indiferente.