Uno de los grandes misterios que aún no han sido resueltos en el universo precisamente no está a miles e millones de la Tierra ya que aún desconocemos algo tan simple, o no, como puede ser el origen de la Luna. Después de muchos recursos invertidos en investigación y desarrollo han sido varias las teorías que han visto la luz, curiosamente y como seguro sabrás, nunca se ha podido probar ninguna de ellas.
Llegados a este punto, comentarte que seguro, en alguna ocasión, habrás podido escuchado o leer que la Luna se originó como resultado de la colisión de un enorme objeto, más o menos del tamaño de Marte, contra la Tierra, ya que es una de las teorías más extendidas. Este objeto, bautizado como Theia, ocasionó que toneladas de roca y polvo se lanzaran al espacio y acabaran formando la Luna tal y como la conocemos. Como detalle, comentarte que sobre esta teoría en 2014 se publicó un estudio que aportaba pruebas sobre cómo se habían encontrado partículas de Theia en la composición química de la Luna, pero estas no se han considerado como concluyentes en ningún momento.
Un ejemplo de otra hipótesis muy diferente a la anterior nos habla de cómo la Luna sencillamente se formó como un objeto más en el momento de la creación de los planetas del Sistema Solar. Sencillamente esta gira al rededor de la Tierra debido a que, en su momento, estaba situada muy cerca de nuestro planeta y, debido a la gravedad de este, finalmente la Luna acabó orbitando a su alrededor.
Varias son las hipótesis que nos hablan de cómo la Luna se formó debido al impacto de un objeto de grandes dimensiones. Esta no es la única teoría al respecto
Lejos de todo esto, hoy nos reunimos para hablar sobre la teoría que acaba de proponer la astrónoma Sarah Stewart junto a su equipo de investigadores de la Universidad de California. En este último intento por explicar el origen de la Luna se introduce un concepto que no conocíamos hasta ahora y que ha sido bautizado con el nombre de Synestia, una mezcla de las palabras Syn (juntos) y Hestia (diosa griega de la arquitectura).
Una vez conocemos este nuevo concepto, el equipo de investigadores nos habla de que la Synestia es lo que ocurre cuando dos planetas del mismo tamaño colisionan con mucha violencia. Debido a esta colisión se lanza al espacio una enorme cantidad de material, básicamente roca vaporizada y fundida, que comienza a girar a gran velocidad creando una forma similar a la de rosco. De esta nube, una vez comienza a enfriarse, hace que los materiales en ella se cohesionen hasta formar un nuevo planeta. Para que esto ocurra debe pasar un período comprendido entre los 100 y los 200 años.
Las simulaciones sobre esta nueva teoría publicada por Sarah Stewart son muy coherentes
Al parecer y según se comenta en el paper donde el equipo de la Universidad de California publica sus resultados, se habla de que el caso concreto en la creación de la Luna fue un tanto diferente ya que, tras la colisión que formó la Synestia que formó la Tierra, junto a esta se comenzó a formar un segundo objeto. Este segundo objeto fue aglutinando material hasta que, llegado el momento, emergió de la nube y comenzó a orbitar al objeto más grande que, en este caso, sería la Tierra.
De momento todo esto no es más que una teoría aunque, atendiendo a las simulaciones que han presentado conjuntamente Sarah Stewart y su equipo, parece que los resultados son muy coherentes. A su vez, esta teoría explica una de las grandes dudas que tienen todos los científicos, algo tan simple como el por qué de que la Luna comparta parte de su composición química con la Tierra, pero no toda.
Para explicar esto último, el equipo directamente argumenta que, en una primera fase, al formarse tanto la Tierra como la Luna dentro de la misma Synestia, ambas agregaron en primer lugar los materiales más pesados a su composición de forma que otros materiales más fáciles de vaporizar, como puede ser el potasio, sodio e incluso el zinc, no tuvieron tiempo de agregarse en esa Luna primitiva de forma que cayeron en su totalidad en la Tierra.