Cómo traducir texto en Word: guía completa, trucos y alternativas

  • Word traduce selección o documento y envía el contenido a un servicio para procesarlo.
  • Gestiona idiomas de visualización y creación, con soporte para escritura de derecha a izquierda.
  • Alternativas como DeepL y Google ayudan con DOCX y PDF; la posedición mejora calidad.
  • A gran escala, valora proveedores, comunidades y un TMS para centralizar y asegurar el flujo.

traducir texto en Word

Traducir texto directamente desde Microsoft Word es más fácil de lo que mucha gente piensa: no hace falta copiar y pegar en traductores externos, puedes hacerlo todo sin salir del documento y a golpe de clic. Además, el propio Word permite decidir si quieres traducir un fragmento concreto o el documento entero y dejar la copia resultante bien guardada.

Conviene saber que, cuando activas la traducción automática integrada, Word u Outlook envían el contenido a un proveedor de servicios por Internet para procesarlo y devolver la traducción. Es decir, la información se transmite en línea y, según la versión, el resultado se puede ver en el propio Word o en una pestaña del navegador que se abre automáticamente.

Localiza el traductor en Word y elige idiomas

Para encontrar el traductor integrado, abre la pestaña «Revisar» del menú superior. Dentro del grupo «Idioma» verás la opción «Traducir», desde donde puedes entrar en «Seleccionar idioma de traducción». Aquí eliges los idiomas de «Traducir desde» y «Traducir a» que necesites y confirmas con Aceptar.

Una vez definidos, esos idiomas quedan memorizados para las siguientes traducciones. Si no estás seguro del idioma de origen, Word puede detectarlo automáticamente, lo que agiliza el proceso en documentos multilingües o recibidos de terceros.

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Traducir un documento completo o un mensaje de Outlook

Si lo que buscas es traducirlo todo del tirón, ve a Revisar > Idioma > Traducir y elige «Traducir documento» (en Outlook aparece como «Traducir elemento»). Word te mostrará los idiomas de origen y destino según tu configuración y comenzará la conversión.

En función de la versión, el resultado se abre en una nueva ventana del propio Word o en una pestaña del explorador. En el primer caso, tendrás dos documentos abiertos: el original y una copia traducida, sin perder el archivo inicial. Solo quedará guardar la copia en la ubicación que prefieras para conservar los cambios.

cómo traducir texto en Word

Traducir un fragmento concreto (selección)

Cuando solo necesitas traducir un párrafo, una frase o unas palabras, selecciona el texto con el cursor y ve a Revisar > Idioma > Traducir > Traducir selección. Se abrirá un panel en el lateral derecho con el texto original y la traducción al idioma de destino que hayas elegido.

En ese panel Word suele reconocer el idioma de origen por su cuenta, aunque puedes cambiarlo si lo deseas. Cuando estés conforme con la propuesta, pulsa el botón «Insertar» para volcar el resultado en tu documento exactamente donde te convenga.

Un detalle útil: en la parte inferior del panel de traducción aparecen información adicional del texto y atajos para ajustar la acción. Cuando termines, puedes cerrar el panel con su «X» sin afectar al contenido ya insertado en el documento.

Atajo con el botón derecho

También puedes usar el menú contextual: selecciona una palabra o fragmento, clic derecho y elige «Traducir». Es una forma rapidísima de traducir términos sueltos o expresiones cortas sin navegar por la cinta de opciones.

Compatibilidad con idiomas de derecha a izquierda

Word admite escenarios de escritura en sentido derecha a izquierda (como árabe o hebreo), así como entornos mixtos en los que conviven tramos de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Además, puedes ajustar la interfaz para que menús y botones se muestren en RTL, o aplicar ese comportamiento a archivos individuales según necesites.

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Añadir idiomas a Microsoft Word

Hay ocasiones en las que conviene escribir o revisar en otro idioma distinto al habitual. En Word puedes agregar dos tipos de paquetes: idiomas de visualización (la interfaz: menús, botones, cuadros de diálogo) y idiomas de creación (ortografía, gramática, diccionarios, disposición vertical o RTL).

Para añadir un idioma de visualización, abre cualquier documento y entra en Archivo > Opciones > Idioma. En el bloque de «Idioma para mostrar de Office», accede al enlace que permite instalar idiomas adicionales desde el sitio de Office. Selecciona el idioma, descarga el paquete y ejecuta el instalador.

El asistente te pedirá cerrar las aplicaciones de Office en uso. Tras la instalación, vuelve a Archivo > Opciones > Idioma y elige el idioma de visualización recién añadido. La interfaz de Word adoptará ese idioma a partir de ese momento.

Si lo que quieres es cambiar el idioma de creación (el que determina correcciones ortográficas y gramaticales), hazlo en el mismo cuadro de opciones, dentro de «Corrección e idiomas de creación de Office». Marca el idioma deseado, descarga las herramientas si hace falta y ponlo como predeterminado o utilízalo solo en documentos concretos.

Quitar idiomas y diccionarios

Si instalaste idiomas para un proyecto puntual y ya no los necesitas, puedes retirarlos. Ve a Archivo > Opciones > Idioma, entra en «Elegir idiomas de edición», selecciona el que quieras eliminar y pulsa «Quitar». Así evitarás correcciones y paquetes innecesarios en tu día a día.

Nota sobre privacidad y envío del contenido

Cuando utilizas la función de traducción automática de Word u Outlook, el texto se envía a un servicio externo a través de Internet para que genere la traducción. Tenlo en cuenta si trabajas con materiales sensibles o sujetos a políticas internas de seguridad.

¿Qué opción te conviene dentro de Word?

Para una revisión rápida, la traducción de selección es muy eficiente: ves el resultado al instante en el panel derecho y puedes insertar solo lo que necesitas. Para casos en los que el documento entero deba estar en otro idioma, la traducción completa crea una copia independiente que puedes guardar junto al original.

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En ambos escenarios, no olvides que el motor es automático. La naturalidad y precisión mejoran mucho si haces una revisión posterior, sobre todo en textos con terminología específica o matices estilísticos delicados.

Alternativas fuera de Word: Google Translate y DeepL

Si el resultado de Word no te convence o necesitas otras opciones, hay dos servicios muy populares. Por un lado, Google Translate, que desde que incorporó redes neuronales (GNMT) ofrece resultados razonables en muchos pares de idiomas, aunque la revisión humana sigue siendo clave para garantizar calidad.

Para traducir documentos con Google Translate, entra en su web, visita la pestaña «Documentos» y sube un archivo (DOCX, PPTX, XLSX o PDF). El sistema convierte y descarga un PDF traducido; no es editable y acostumbra a llevar la marca de agua «Traducido por Google» en cada página.

Otra alternativa es DeepL, que destaca por ofrecer traducciones muy naturales en bastantes combinaciones. En la versión gratuita puedes usar la función «Traducir archivos» con DOCX, PDF y PPTX, con límites: es necesario registrarse y, en el plan gratuito, se permiten hasta tres archivos al mes. Si no subes documentos, también puedes copiar y pegar texto, con un límite por bloque de alrededor de 1.500 caracteres.

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DeepL trabaja con varias decenas de idiomas y es capaz de detectar automáticamente el idioma de partida. En algunos materiales se menciona un soporte de 26 idiomas de trabajo y en otros que detecta 33, por lo que conviene consultar su web para ver la cobertura actualizada en el momento de usarlo.

Tratamiento de PDFs y aviso de privacidad en DeepL

Cuando subes un PDF a DeepL, aparece un aviso: por razones técnicas el archivo se envía a la API de Adobe para convertirlo en un formato editable y poder traducir el texto. La compañía (con sede en la UE) asegura el cumplimiento de normativa de protección de datos y que no almacena los textos de forma permanente, pero puedes activar o desactivar ese envío a Adobe en la configuración.

Desafíos habituales al traducir documentos

La traducción de documentos no es solo un reemplazo de palabras. Hay cuatro frentes principales: formato (DOCX, PDF, PPTX…) y maquetación compleja, diseño para que el texto traducido encaje bien, gráficos y tablas que también requieren adaptación, y terminología especializada que debe mantenerse consistente.

Traducción de PDF: del archivo al texto editable

Si tu documento está en PDF y necesitas una traducción limpia, el flujo típico es: convertir el PDF a un formato editable (Word, PowerPoint, Excel), traducir el contenido y reajustar el formato para que quede como el original antes de volver a generar un PDF.

Adobe Acrobat Reader permite ver y anotar, pero para editar o convertir PDFs hace falta la versión de pago. Alternativas como PDF Element pueden resolver PDF sencillos. En cualquier caso, cuanto más complejo sea el diseño, más trabajo llevará dejarlo perfecto tras la traducción.

Cuándo necesitas autoedición (DTP)

Si el PDF contiene texto dentro de imágenes, páginas repletas de elementos difíciles de alinear, o gráficos que deban adaptarse a otra cultura, es momento de pensar en maquetación profesional (DTP). A veces un simple convertidor no respeta capas, fuentes o espaciados y aparecen símbolos que se solapan.

Una forma de trabajar es realizar una primera edición de DTP que haga el documento manejable, colocar las traducciones en sus cuadros de texto correspondientes y después afinar. Otra es entregar el texto traducido por separado y que el maquetador lo inserte y ajuste con precisión, incluyendo retoques en imágenes.

Antes de dar por cerrado el archivo, realiza una revisión minuciosa del arte final, especialmente si quien maquetó no domina el idioma de destino. Pequeños fallos de separación o tildes pueden colarse sin que nadie los vea si no se revisa con lupa.

El documento más traducido del mundo como ejemplo

La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) sirve para ilustrar retos y buenas prácticas. Fue reconocida como el documento más traducido ya en 1999 y hoy suma más de 500 versiones; en el momento de redactarse la pieza de referencia, constaban 531 lenguas, con incorporaciones continuas.

Para añadir una nueva versión, hay un proceso: se solicita a las Naciones Unidas y un equipo revisa que no exista ya esa lengua, que la estructura se mantenga fiel al original, que la traducción esté completa (los 30 artículos) y que el archivo esté bien formateado (Word, PDF, HTML u otros formatos comunes).

De este ejemplo aprendemos que la traducción de documentos implica varios pasos coordinados, atención al formato y a los elementos gráficos, gestión de terminología y controles de calidad. Las guías de estilo y recursos de referencia marcan la diferencia para mantener coherencia.

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Posedición: el toque humano tras la máquina

Aunque la traducción automática es cada vez más capaz, sigue sin sustituir por completo la revisión humana. La posedición (MTPE) combina la velocidad de la máquina con la precisión de un lingüista que compara original y destino y corrige lo necesario.

Hay dos enfoques: la posedición ligera (LPE), que corrige lo justo para que el texto sea legible y fiel al sentido, y la posedición completa (FPE), que pule estilo, gramática, consistencia y matices culturales hasta que el resultado parezca escrito originalmente en el idioma meta.

Servicios profesionales y comunidades de traductores

Si manejas mucho volumen o contenidos críticos, conviene apoyarte en proveedores de servicios lingüísticos (PSI) que ofrezcan traducción, revisión, localización y gestión integral. Plataformas como Gengo o TextMaster permiten cargar documentos, elegir combinaciones de idiomas y configurar calidad y presupuesto desde el navegador.

Si prefieres coordinar tú el proceso, puedes acudir a comunidades profesionales. ProZ reúne a más de un millón de traductores y puntúa la pericia terminológica; TM-Town empareja especialistas por temática; y TranslatorsCafé permite publicar encargos o buscar perfiles específicos. Consejo práctico: para cada idioma, contrata traducción y una segunda revisión.

¿Y si necesitas escala? TMS para centralizar todo

Un sistema de gestión de traducción (TMS) reúne en la nube todas las piezas del flujo: importación y exportación automáticas, soporte multilingüe simultáneo, seguimiento de progreso, asignación de recursos, control de calidad y costes, memorias de traducción y glosarios.

Estas plataformas se conectan con otros sistemas (p. ej., CMS o almacenamiento como Dropbox) para que todo esté centralizado. La colaboración en tiempo real permite que equipos internos y proveedores trabajen a la vez con visibilidad de cambios y métricas de rendimiento.

Al estar en la nube, accedes al TMS desde cualquier lugar con conexión, con flexibilidad y seguridad por redundancia en múltiples servidores. Los equipos del proveedor se encargan de la disponibilidad, evitando inversiones complejas en infraestructura y mantenimiento local, y ayudando a optimizar el ROI del programa de traducción.

Consejos rápidos para trabajar más cómodo en Word

Define desde el principio los idiomas por defecto en «Seleccionar idioma de traducción» para no tener que repetir ajustes en cada sesión. Si alternas mucho entre varios, crea accesos rápidos o recuerda el atajo del menú contextual con el botón derecho.

Si sueles traducir partes pequeñas, acostúmbrate a usar el panel lateral y el botón «Insertar»; es la forma de mantener el control sobre dónde cae el texto. Para documentos completos, revisa el archivo traducido como si te lo hubiese entregado otra persona y anota cambios.

En entornos con idiomas RTL, ajusta la presentación de la interfaz y el sentido de escritura del archivo para evitar saltos raros y que todo fluya de forma natural. Y recuerda que puedes agregar o quitar diccionarios para la corrección ortográfica según vayas cambiando de proyectos.

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Dominar el traductor de Word y combinarlo con alternativas como DeepL o Google, sumado a una buena posedición y gestión de idiomas, te permitirá traducir selección o documentos enteros con soltura; y si el material es complejo (PDF con maquetación, gráficos, idiomas RTL), siempre puedes apoyarte en servicios profesionales o un TMS para ganar calidad, seguridad y velocidad sin volverte loco con el formato.