House of Cards 5: “Mi turno”

¡¡Alerta!! El próximo artículo podría contener SPOILERS. Si no deseas saber nada acerca de la quinta temporada de House of Cards, por favor, no sigas leyendo. Si continuas adelante será bajo tu única y exclusiva responsabilidad.

Tres días he tardado en devorar la nueva, pero no última, temporada de una de las mejores series que se han hecho en los últimos tiempos, House of Cards. La anterior entrega puso el listón alto, muy alto, ¿habrán sido capaces sus responsables de superarlo?

Una quinta temporada que cumple con lo esperado

No me voy a andar con rodeos. La cuarta temporada de House of Cards resultó apoteósica, con un final tan enigmático y aterrador, que costaba imaginar por donde irían los tiros. Y a veces, cuando el listón se pone tan alto, las expectativas son tales que no puedes dejar de sentir cierto “sabor agridulce” en las retinas. La quinta temporada de House of Cards es, a mi juicio, excesivamente minuciosa, con un ritmo que en ocasiones, se le puede hacer lento al espectador. De hecho, incluso me atrevería a decir que han tratado de estirarla de forma un tanto artificial, si es que esto es posible en un producto de ficción. Frente a ello, algunos momentos se nos muestran como salidos de la nada, ¿o acaso no nos hubiese gustado asistir al proceso que conduce a la elección de Claire como presidenta interina de Estados Unidos? Una de cal, y otra de arena. Pero aún así, la megestuosidad de las mayoría de las interpretaciones, una fotografía que te permite casi percibir las sensaciones del momento, y un guión elaborado con una minuciosidad envidiable, encumbran a House of Cards, por quinto año consecutivo, al Olimpo de la Historia de las Series de Televisión.

De la conspiración a la traición: hacia la «Nación Underwood»

Por favor, si no hicisteis caso del primer aviso al comienzo de esto post, hacedlo ahora: ¡¡ALERTA SPOILERS!!

Durante los primeros cuatro episodios asistimos a la cuenta atrás hacia el día de las elecciones presidenciales. Francis y Claire Underwood prosiguen con su estrategia de imprimir el terror entre la población como mejor baza para asegurarse una victoria electoral. Y aunque los planes no siempre siguen la senda proyectada por nuestros maquiavélicos protagonistas, Francis no deja espacio para que alberguemos la más mínima duda respecto de sus intenciones: “No pienso ceder nunca”.

Ya desde el comienzo de la temporada vemos que la historia es más real que nunca, y aunque la organización terrorista es la imaginaria ICO, los escenarios se toman de la realidad (Siria, Rusia), Víctor es más Putin que nunca, Conway nos muestra su verdadera cara, y cuando ves a Frank, te olvidas de Kevin Spacey, no ves al actor, ves al más creíble Francis Underwood, un personaje al que amas y días a partes iguales, que no querrías como presidente pero que, sin embargo, deseas que salga adelante con sus planes.

Llegado el día de las elecciones, asistiremos a una pisada de acelerador de la maquinaria del engaño Underwood: manipular todo un resultado electoral, y es que Francis tiene claro que es mucho más fácil manipular a políticos interesados a los que se puede seducir, someter o chantajear, que a una ingente masa de ciudadanos.

“He conseguido reducir unas elecciones nacionales a un único Estado”, llegará a afirmar en el episodio ocho. Pero este era su verdadero objetivo ante la evidente de ¿unas elecciones perdidas de antemano?. Antes, en los episodios cinco y seis, asistimos a un salto de nueve semanas en el tiempo, un período en el que Estados Unidos tiene un presidente en funciones primero, y una presidenta interina después. Sí, es Claire Underwood y su efímero primer paso por el poder va a resultar determinante. Desde ese momento ya nada volverá a ser igual, ni en House of Cards, ni en el Estados Unidos ¿imaginario? que representa, ni en el seno de un matrimonio movido por las ansias de poder.

Claire Underwood demostrará, como si ya no lo hubiese hecho con anterioridad, de qué pasta está hecha, que no le tiembla el puso a la hora de enfrentarse a personajes como Víctor (en mi opinión, alter ego de Putin) y que, si es necesario, también es muy capaz de provocar la muerte y mirarla directamente a los ojos.

Sí, la quinta temporada de House of Cards acaba con un giro que se atisba al comienzo pero que hasta su ecuador no logramos creer: Estados Unidos ya es una nación preparada para tener a una primera mujer ocupando el despacho oval, una mujer que ya es también una asesina y que no ha dudado en traicionar al socio de su vida: “Mi turno”. A partir de ahora, House of Cards será más femenina que nunca.


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