Los chicos de Cupertino se han metido en un berenjenal, del que les va a costar salir airosos sin que su imagen se vea afectada por dedicarse a ralentizar los iPhone más antiguos vía software, alegando que la batería no estaba en condiciones ópticas y querían seguir ofreciendo la mejor experiencia posible al usuarios.
De esta forma, en lugar de que el dispositivo se apagara repentinamente cuando la batería está en mal estado, Apple introdujo una función oculta en iOS 10.2.1, que reducía el rendimiento de los dispositivos con este tipo de problema. Todo los teóricos de la obsolescencia programada vieron como sus teorías se confirmaban y lo que ha obligado a casi todos los países a emprender acciones legales contra Apple.
Mientras que en algunos países únicamente se han centrado en demandar e investigar a Apple, después de haber reconocido esta práctica sin haber informado previamente a los usuarios, en Italia, podemos ver como las autoridades también han querido meter en el saco a Samsung, una compañía que afirmó no realizar esa práctica pocos días después de manifestarlo Apple a los cuatro vientos.
Pero parece que en Italia no se fían y las autoridades han abierto una investigación contra ambas compañías. Lo de Apple no tiene vuelta de hoja porque lo ha confirmado la compañía, pero Samsung en teoría a afirmado que no. Estaremos pendientes de ver como evolucionan estas demandas, sobre todo en el caso de Samsung, a ver si al final los coreanos han incurrido en el mismo fallo. Lo que está claro, es que los chicos de Cupertino han visto como su imagen se ha visto muy perjudicada por esta decisión unilateral, y ya ha dado el primer paso, afirmando que en la próxima actualización de iOS, ofrecerá la opción de poder volver a utilizar el dispositivo a máximo rendimiento, aunque el funcionamiento de la batería no sea el idea.