Es verdad que cuando presentaron este año en el MWC de Barcelona el nuevo modelo de LG, el G5, nos dimos cuenta que la marca estaba realizando un giro demasiado radical en cuanto al diseño y tomando un riesgo importante en un dispositivo que si bien es cierto nos gustó bastante una vez lo probamos, los contras fueron demasiados y en las cifras de ventas esto se ha reflejado. El LG G5 es un dispositivo interesante y que se alejaba del resto de terminales que la firma había lanzado hasta la fecha, ahora parece que el siguiente modelo de LG que se presentará en el mismo Mobile World Congress de 2017 dejará de lado los módulos.
Este es sin duda un claro ejemplo que el G5 no ha conseguido su hueco entre los usuarios y viendo que otros fabricantes se han puesto por delante suyo en las ventas anuales (un poco más que antes incluso) la compañía girará el rumbo de su buque insignia de nuevo para centrarse en un teléfono compacto y sin los «friends».
Un problema añadido al tema de los módulos es que se venden por separado y estos no son precisamente económicos. Además, tener un dispositivo que puede desmontarse por muy bien que lo hagas siempre tenderá a romperse con el tiempo, ya que son demasiadas las ocasiones en las que pones y quitas el accesorio. En definitiva la idea era buena a la vez que muy arriesgada al tratarse del terminal estrella de la firma y parece que no les ayudó demasiado.
Otro problema es que Samsung lo ha hecho muy bien con su Galaxy S7 y S7 Edge, algo que sin duda le ha restado ventas al dispositivo de LG. En líneas generales poco o nada se conoce aún del próximo dispositivo de LG, pero lo que si parece estar claro y casi confirmado es que no será un smartphone modular.