Prácticamente desde los inicios de la informática, la palabra hackers, siempre ha estado asociada a personas que utilizan sus conocimientos informáticos para delinquir. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, muchos son los hackers, buenos, que no utilizan sus conocimientos para hacer el mal, sino para todo lo contrario, para descubrir agujeros de seguridad que puede ser utilizados por los hackers, malos, a los que tradicionalmente hemos asociado ese nombre.
De un tiempo a esta parte, para diferenciarlos, se le ha añadido una coletilla al final: los hackers de sombrero blanco son los buenos y los de sombrero negro son los malos. Los de sombrero blanco, son reconocidos desde ahora por la Real Academia de la Lengua.
A partir de ahora, cuando busquemos la definición de hacker, encontraremos, una segunda acepción, a parte de la tradicional de pirata informático:
Persona experta en el manejo de computadoras, que se ocupa de la seguridad de los sistemas y de desarrollar técnicas de mejora
Aunque este colectivo no ha buscado en ningún momento que su definición oficial, mostrará otras acepciones, a partir de ahora, se reconoce oficialmente a un hacker, en ambas acepciones: la tradicionalmente mala que hemos visto en multitud de películas y la buena que poco a poco se está haciendo más pública y notoria, al menos en el mundo de la informática.
Los hackers buenos es una las profesiones más buscadas por las grandes empresas, aunque este tipo de personas, suele trabajar en la mayoría de ocasiones a sueldo, es decir, a base de las recompensas que ofrecen las grandes empresas por encontrar vulnerabilidades en su software o en los servicios que ofrecen a través de Internet.
Estos cambios se han realizado en la vigesimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española, que se presentó el pasado miércoles y donde también se revisaron algunos términos muy de moda en los últimos años en la sociedad como pueden ser postureo, vallenato, hummus entre otras.