A todos nos ha pasado: enciendes el ordenador y el arranque tarda eternamente, o notas que el sistema va más lento de lo que debería nada más empezar la jornada. Optimizar el arranque del PC es algo que puede marcar la diferencia en tu día a día, no solo ganando tiempo, sino asegurando que tu equipo rinde como el primer día. Si buscas una guía útil, completa y explicada paso a paso para mejorar el arranque de tu PC usando msconfig y otras herramientas, este artículo es tu mejor aliado. Tanto si tienes experiencia como si es tu primera vez trasteando en las entrañas de Windows, aquí encontrarás todo lo esencial —y bastante más— para que notes la diferencia.
Hay muchísimos motivos por los que un PC puede arrancar lento: desde programas demasiado pesados cargándose al inicio, servicios innecesarios, discos duros mecánicos poco eficientes, hasta problemas de configuración, controladores desactualizados o incluso algún virus camuflado. Por suerte, Windows ofrece varias herramientas internas —y algunos ajustes externos— que, bien utilizados, suponen una auténtica revolución en el arranque. Entre ellas, la Configuración del sistema (msconfig) destaca por su utilidad, pero no es la única estrategia a tener en cuenta.
¿Por qué arranca lento el PC? Factores y mitos comunes
Antes de sumergirnos en soluciones concretas, conviene entender qué frena el arranque de un ordenador. No todo se reduce a la edad del ordenador, aunque es verdad que los equipos antiguos sufren más. A continuación, los factores más habituales:
- Aplicaciones de inicio que no necesitas pero se lanzan automáticamente nada más encender, sobrecargando la memoria y el procesador.
- Servicios de Windows y de terceros funcionando en segundo plano innecesariamente.
- Fragmentación del disco duro (en discos mecánicos, no en SSDs), lo que ralentiza tanto el arranque como el acceso a archivos.
- Controladores desactualizados o dañados, sobre todo de la tarjeta gráfica, que pueden generar conflictos y retrasos.
- Poco espacio libre en disco. Si el sistema dispone de menos del 10% de espacio libre, todo se ralentiza.
- Malware o virus que se ejecutan al inicio o acaparan recursos del sistema.
- Hardware anticuado, especialmente los discos duros convencionales (HDD).
- Configuraciones incorrectas realizadas por el usuario o tras instalaciones fallidas de software.
Como puedes ver, aunque la base es siempre la misma —demasiadas cosas cargándose a la vez—, la clave está en saber identificar correctamente a los “culpables” y actuar sobre ellos.
Primeros pasos para acelerar el inicio de Windows
Lo ideal es abordar el problema siguiendo un orden lógico. Comienza con las soluciones más sencillas y ve avanzando hacia las técnicas más avanzadas si notas que el arranque sigue siendo desesperantemente lento.
Revisa los programas instalados y elimina lo innecesario
Lo primero es revisar todos los programas que tienes en tu PC. Muchos instalan procesos invisibles que se lanzan al encender el ordenador, y aunque no los utilices, pueden ralentizar todo el sistema. Accede a Configuración > Aplicaciones y revisa uno por uno. Si llevas meses sin usar un programa, plantéate desinstalarlo. Menos es más, especialmente en equipos con recursos ajustados.
Ojo al borrar aplicaciones, ya que algunas son necesarias para el correcto funcionamiento del sistema o de hardware específico. Cuando tengas dudas, busca información antes de eliminar nada.
Desactiva programas de inicio innecesarios desde el Administrador de tareas

Incluso tras eliminar programas poco útiles, puede que queden “enganches” en el inicio del sistema, ya sea en forma de servicios o procesos automáticos. Así puedes gestionarlos:
- Pulsa Ctrl + Shift + Esc o haz clic derecho en la barra de tareas y selecciona Administrador de tareas.
- Dirígete a la pestaña Inicio. Aquí verás todos los programas que intentan arrancar junto a Windows.
- Deshabilita cualquiera que no sea imprescindible. Haz clic derecho sobre el programa y selecciona Deshabilitar.
Procura no deshabilitar aplicaciones de seguridad (antivirus, firewall) ni herramientas que realmente necesitas nada más encender el PC.
Mantén libre el disco duro
Windows necesita espacio para crear archivos temporales y memorias virtuales. Si tu disco está al límite de capacidad, el arranque y el funcionamiento general se resienten. Intenta mantener al menos un 10% de espacio libre. Para liberar espacio:
- Limpia archivos temporales con la herramienta de Liberador de espacio en disco.
- Borra archivos que ya no uses (descargas antiguas, documentos duplicados, papeleras llenas).
Desfragmenta el disco (solo si es HDD, nunca en SSD)
En discos duros convencionales, la fragmentación de archivos hace que el cabezal tenga que moverse más entre diferentes sectores, lo que retrasa el inicio. Entra en el explorador de archivos, haz clic derecho sobre la unidad C: y selecciona Propiedades > Herramientas > Optimizar. Puedes programar la desfragmentación automática cada cierto tiempo. Si tu equipo lleva un SSD, omite este paso, ya que la desfragmentación no aporta nada y puede acortar la vida útil del disco.
Actualiza controladores, sobre todo de la gráfica
Un truco poco comentado pero efectivo: si los controladores de tu tarjeta gráfica están desfasados o dañados, pueden ralentizar el arranque. Desde el Administrador de dispositivos, localiza el adaptador de pantalla, haz clic derecho y selecciona Actualizar controlador. Deja que Windows busque la última versión recomendada.
Pásale un escaneo antivirus
El malware ralentiza el sistema porque suele ejecutarse al inicio para camuflarse. Pasa un análisis completo con tu antivirus de confianza (mucho mejor que uno rápido, aunque tarde más). Si encuentras amenazas, elimina los archivos infectados antes de reiniciar.
Cuida la cantidad de aplicaciones abiertas antes de apagar
Cuantos más programas dejes abiertos al apagar, más lento irá el siguiente arranque. Acostúmbrate a cerrar todo lo que no necesites antes de apagar el equipo, sobre todo si usas el modo Suspender o Hibernar. Esto facilita al sistema el cierre de procesos y libera memoria para el siguiente arranque.
El papel de msconfig para mejorar el arranque del PC
La herramienta msconfig (Configuración del sistema) es uno de los recursos más útiles para afinar el arranque del ordenador. Antes era fundamental en versiones antiguas de Windows y sigue siendo tremendamente útil en Windows 10 y 11, aunque el propio sistema ha trasladado parte de sus funciones al Administrador de tareas y otras utilidades. Si quieres mejorar aún más el proceso, consulta cómo hacer Windows 10 más rápido.
¿Qué puedes hacer con msconfig?
- Gestionar qué programas y servicios arrancan junto al sistema.
- Activar o desactivar opciones avanzadas de arranque.
- Lanzar Windows en modo seguro o de diagnóstico para corregir problemas o detectar la causa de conflictos.
- Ajustar el comportamiento del menú de inicio si tienes varios sistemas operativos instalados.
¿Cómo acceder a msconfig?

Tienes varias opciones, pero las más rápidas:
- Pulsa Windows + R para abrir la ventana Ejecutar.
- Escribe msconfig y pulsa Intro.
- También puedes buscar “Configuración del sistema” desde el menú Inicio.
Accederás a una ventana con varias pestañas: General, Arranque, Servicios, Inicio (enlaza al Administrador de tareas) y Herramientas. A continuación vemos para qué sirve cada una y cómo puedes sacarles jugo para optimizar tu PC.
Pestaña General
Aquí decides con qué “carga” arranca Windows. Hay tres opciones:
- Inicio normal: Arranca todo como de costumbre, sin filtros.
- Inicio de diagnóstico: Solo los servicios y controladores básicos. Ideal si crees que un programa de terceros causa problemas.
- Inicio selectivo: Permite elegir manualmente qué servicios y programas arrancan. Lo más útil para afinar el proceso.
Utiliza el modo selectivo si quieres experimentar con desactivar servicios sin desactivar todo el arranque. Puedes ir activando/desactivando casillas y comprobar después si el arranque mejora.
Pestaña Arranque
En esta pestaña puedes:
- Ver los sistemas operativos instalados y elegir uno predeterminado. Si tienes varios, puedes gestionar el tiempo de espera en el menú de arranque (por defecto suelen ser 30 segundos, puedes bajarlo a 3 para ahorrar tiempo).
- Opciones avanzadas: Limitar el número de procesadores usados en el arranque (no recomendable salvo en casos muy concretos), establecer la memoria máxima, activar depuración y otros ajustes reservados a usuarios avanzados.
- Opciones de arranque seguro: Puedes hacer que el PC arranque siempre en modo seguro, ideal para solucionar problemas persistentes.
- Sin arranque de GUI (No GUI Boot): Si marcas esta casilla, el arranque no mostrará la animación gráfica de Windows, lo que ahorra unos segundos en el arranque.
Marcar Sin arranque de GUI no hará milagros, pero sumado a otros consejos puede darte la sensación de que el PC arranca más fresco. Eso sí, si tienes problemas para ver qué ocurre durante el inicio, mejor déjalo desactivado.
Pestaña Servicios
En este apartado puedes ver y gestionar todos los servicios que se ejecutan en el sistema, tanto de Microsoft como de otros fabricantes. Aquí reside uno de los secretos para un arranque ultrarrápido:
- Marca la casilla Ocultar todos los servicios de Microsoft (para no tocar nada crítico del sistema).
- Ve desactivando los servicios de programas que no necesitas al arrancar. Si dudas, mejor busca información antes de tocar servicios desconocidos.
- Puedes pulsar Deshabilitar todo para dejar solo los servicios de Windows activos, aunque esto puede afectar al funcionamiento de impresoras, actualizadores de drivers y otras utilidades.
Tras hacer cambios, tendrás que reiniciar el PC para comprobar si la velocidad de arranque ha mejorado. Si algo deja de funcionar (ratones inalámbricos, impresoras, utilidades de sincronización, etc.), vuelve a habilitar el servicio correspondiente.
Pestaña Inicio: Cómo acceder y qué hacer ahora
En Windows 10 y 11, al hacer clic en la pestaña Inicio de msconfig serás redirigido al Administrador de tareas, concretamente a la sección de aplicaciones de inicio. Allí verás una lista con todas las aplicaciones que se autolanzan tras encender el ordenador. Debes desactivar todo lo que no sea imprescindible, desde sincronizadores de nubes a suites ofimáticas, pasando por actualizadores automáticos o herramientas de control de hardware que no usas a diario.
Recuerda: menos programas de inicio, más rápido tu PC. No tengas miedo de desactivar prácticamente todo lo que no sea el antivirus, el software de la tarjeta gráfica y poco más. Cada ítem desactivado es un pasito hacia un arranque ultrarrápido.
Pestaña Herramientas
Desde aquí tienes acceso directo a utilidades avanzadas de diagnóstico, visor de eventos, comprobador de archivos del sistema y varias herramientas útiles que pueden ayudarte a identificar problemas concretos si el arranque sigue sin ir fino.