¿Alguna vez has sentido que tu ordenador tarda una eternidad en arrancar y que nada de lo que haces parece acelerar ese proceso? Optimizar el arranque de Windows sigue siendo un reto para muchos usuarios, y uno de los primeros atajos que suelen circular por internet es modificar el número de procesadores en MSConfig. ¿Es oro todo lo que reluce? ¿De verdad se gana velocidad? Hoy te traemos una guía completa en la que vamos a desmontar mitos, aportar consejos prácticos y explicarte a fondo cómo funciona la relación entre MSConfig, el número de procesadores y el rendimiento al arrancar tu PC.
El objetivo es que, al final de este artículo, tengas claro qué puedes tocar y qué no en la configuración de tu sistema, para que tu equipo arranque más rápido y funcione como cuando lo sacaste de la caja. Vas a descubrir trucos efectivos, advertencias importantes y cómo evitar errores que pueden dejarte peor de lo que empezaste. Vamos al lío.
¿Qué es MSConfig y cómo puede ayudarte con el arranque de Windows?
MSConfig, o Configuración del sistema, es una herramienta que viene incluida en todas las versiones modernas de Windows y su principal utilidad es gestionar el inicio del sistema: puedes activar y desactivar programas y servicios, modificar parámetros de arranque y solucionar ciertos problemas de lentitud o conflictos que impiden que Windows cargue bien.
Con MSConfig puedes:
– Seleccionar qué aplicaciones y servicios arrancan junto al sistema operativo
– Cambiar cómo arranca Windows, usando modos diagnósticos o selectivos
– Acceder a utilidades avanzadas para solucionar conflictos, reducir tiempos de espera o activar opciones específicas
Cómo acceder a MSConfig

Para abrir MSConfig tienes varias opciones:
- Pulsa Windows + R, escribe msconfig y pulsa ‘Aceptar’.
- Desde el menú de inicio, escribe msconfig y selecciona la utilidad.
- En Windows 10 y 11, también puedes hacer clic derecho sobre el botón de inicio y pulsar en ‘Ejecutar’. Escribe ‘msconfig’ y sigue el proceso anterior.
Al abrirse, verás varias pestañas: General, Arranque, Servicios, Inicio y Herramientas. Cada una permite controlar distintos aspectos del sistema al arrancar.
La pestaña Arranque y la opción de ‘Número de procesadores’
En la pestaña Arranque encontrarás la opción clave de la que tanto se habla: ‘Número de procesadores’. Si accedes a ‘Opciones avanzadas’, verás una casilla para limitar la cantidad de núcleos que usará tu PC al arrancar. Pero, ¿para qué sirve realmente?
El ajuste de ‘Número de procesadores’ no aumenta el rendimiento ni hace que el sistema arranque más rápido. En realidad, limita el número de núcleos que Windows utilizará al iniciar. Por defecto, Windows arranca usando todos los núcleos disponibles. Si activas esta opción y seleccionas menos núcleos, solo estarás restringiendo el rendimiento y el proceso de arranque será, en el mejor de los casos, igual o incluso más lento.
No existe ningún truco mágico para que tu PC arranque antes aumentando aquí el número de procesadores. De hecho, el único caso en que se justifica tocar este ajuste es por motivos de testeo, diagnóstico o compatibilidad con cierto software muy específico, como instalaciones antiguas de SQL Server.
¿Por qué circula este mito?
Durante años ha corrido por internet que establecer el número máximo de procesadores en MSConfig acelera el arranque. Esto es un error de concepto. El sistema operativo ya utiliza todos los núcleos por defecto. Modificar este parámetro no aporta absolutamente nada positivo al usuario medio y, lo que es peor, puede limitar el rendimiento si eliges un valor inferior al disponible.
La única excepción se encuentra en situaciones muy concretas de soporte técnico o diagnóstico, donde puede ser necesario arrancar con menos núcleos para aislar problemas derivados de hardware o ciertas instalaciones de software antiguo. Fuera de estos casos, lo mejor es dejar este ajuste sin tocar.
¿Y la memoria máxima?
En el mismo cuadro de opciones avanzadas, tienes otra casilla llamada ‘Memoria máxima’. Sirve para limitar la memoria RAM que Windows usará al arrancar. Al igual que con los procesadores, poner un tope menor solo va a ralentizar el sistema. Su utilidad es también muy específica y rara vez debe activarse.
¿Qué sí puedes hacer para mejorar el arranque del PC?
Dejar intactas las opciones de núcleos y memoria en MSConfig no significa que no puedas acelerar el inicio. Hay varias opciones realmente efectivas tanto desde MSConfig como desde otras herramientas de Windows:
1. Desactiva programas y servicios innecesarios en el arranque
Cada aplicación que se inicia automáticamente consume recursos y puede ralentizar el inicio de Windows. Desde la pestaña Inicio de MSConfig (o el Administrador de tareas en Windows 10/11), desactiva todos aquellos programas que no sean imprescindibles desde el arranque.
- Pulsa CTRL + ALT + SUPR y selecciona ‘Administrador de tareas’. Ve a la pestaña ‘Inicio’.
- Revisa la lista de aplicaciones que se lanzan al iniciar el sistema.
- Haz clic derecho sobre los que no necesitas y selecciona ‘Deshabilitar’.
Ojo: No deshabilites servicios básicos ni aplicaciones que desconozcas su función. Limítate a lo que sabes que es accesoria (gestores de descargas, programas de impresoras, actualizadores secundarios, etc.).
2. Usa el arranque rápido
El arranque rápido es una función de Windows que reduce el tiempo de inicio guardando un estado especial al apagar el equipo y recuperándolo al encenderlo. Para activarlo:
- Haz clic derecho en el botón de inicio y selecciona ‘Opciones de energía’.
- Entra en ‘Configuración adicional de energía’ y después en ‘Elegir el comportamiento de los botones de inicio/apagado’.
- Activa la casilla ‘Activar inicio rápido (recomendado)’.
Aviso: Algunos sistemas antiguos o configuraciones de BIOS pueden sufrir problemas, como pantallazos azules o cuelgues. Si experimentas fallos extraños, desactívalo y comprueba si se resuelven.
3. Aprovecha el modo Suspender
En vez de apagar el PC cada vez, puedes optar por el modo Suspender. Deja el sistema en un estado de bajo consumo energético y permite volver al trabajo al instante, evitando tener que cargar todo desde cero. Es útil especialmente para portátiles, aunque no abuses de este modo de forma permanente ya que la memoria puede acumular residuos y deteriorar el rendimiento con el tiempo.
Para activar el modo Suspender solo tienes que cerrar la tapa en un portátil o pulsar sobre ‘Suspender’ en el menú de apagado en sobremesa o portátil.
4. Optimiza el menú de arranque
Si tienes varios sistemas operativos instalados, verás que hay un menú al arrancar el PC que espera unos segundos antes de cargar Windows. Puedes reducir ese tiempo:
- Haz clic derecho en el icono de inicio y selecciona ‘Sistema’.
- Accede a ‘Información del sistema’ y luego a ‘Configuración avanzada del sistema’.
- Pulsa en el botón ‘Configuración’ bajo ‘Inicio y recuperación’.
- Reduce el tiempo de visualización del menú al mínimo (3 segundos), o desactívalo si no la usas.
5. Instala un disco SSD para el sistema operativo
De todas las soluciones posibles, instalar un disco SSD dedicado para Windows es, con diferencia, la más efectiva. Los discos duros mecánicos ralentizan mucho el arranque. Con un SSD, el sistema operativo puede cargar en cuestión de segundos.
No es necesario comprar un SSD de gran capacidad para esto: con 128 GB suele ser suficiente. Instalas el sistema operativo en el SSD y dejas tus archivos y programas pesados en el disco tradicional. Puedes pasar de tiempos de arranque de más de un minuto, a tan solo 15-20 segundos. Si te animas y cambias también las aplicaciones y juegos a otro SSD, verás cómo todo fluye mucho mejor. Cambiar a SSD es, de lejos, el truco más impactante que puedes aplicar a un equipo viejo o lento.
6. Mantén espacio libre en el disco
Ten siempre al menos un 10% de espacio libre en tu disco. Windows necesita espacio para archivos temporales y tareas de arranque. Si el disco está lleno, tu PC irá más lento tanto al arrancar como en uso diario.
7. Otras consideraciones y advertencias sobre MSConfig
MSConfig permite acceder a opciones avanzadas que pueden ser peligrosas si no sabes lo que haces, como desactivar servicios fundamentales del sistema o limitar recursos. Tócalo solo si tienes claro el impacto o te guías por una necesidad concreta de diagnóstico técnico. Utilizarlo para acelerar el arranque más allá de lo que hemos explicado puede acabar ralentizando el equipo o volviéndolo inestable.
Si tras probar todos los pasos anteriores, tu equipo sigue yendo lento, es posible que la solución definitiva pase por formatear e instalar Windows de cero, especialmente si llevas años acumulando programas y archivos innecesarios. Y si el PC es muy antiguo, hay un punto en el que ningún truco servirá y quizá debas plantearte cambiar de ordenador directamente. Comparte la información y más personas canceran este truco.
