Desde que Logitech lanzó el primer MX Master, la compañía suiza dejó claro que su objetivo no era vender ratones, sino ofrecer herramientas de precisión para quienes viven frente a una pantalla. Cada generación ha ido limando los bordes de un concepto que parecía difícil de mejorar. Sin embargo, con el MX Master 4, Logitech demuestra que incluso lo casi perfecto puede evolucionar. Este modelo introduce una retroalimentación háptica inédita en la gama, un nuevo sistema de interacción mediante el Action Ring, y un refinamiento general que busca convencer tanto a los fieles de la saga como a los que aún dudan de invertir en un periférico premium.
Diseño y materiales: pisando sobre seguro
A primera vista, el MX Master 4 conserva la silueta inconfundible de sus predecesores. Esa curva pronunciada que abraza la mano derecha (y que hace que todo lo demás parezca un juguete de oficina) sigue intacta, aunque esta vez se percibe un aire más maduro. Logitech ha abandonado definitivamente el acabado soft-touch, que tanto gustaba al tacto como se degradaba con el paso del tiempo. En su lugar, encontramos una superficie mate más resistente, con un patrón microtexturizado que promete mantener la elegancia incluso después de años de uso intensivo.
Los botones principales adoptan un acabado semitransparente que deja entrever la nueva mecánica interna, mientras que la rueda metálica superior (la ya mítica MagSpeed) ofrece ahora una resistencia ligeramente más firme, dando una sensación de control más precisa. En conjunto, el MX Master 4 transmite solidez sin resultar pesado: sus 150 gramos están perfectamente distribuidos, logrando ese equilibrio entre estabilidad y agilidad que pocos ratones saben ofrecer.
Ergonomía y experiencia de uso
La ergonomía sigue siendo la carta ganadora. En la mano, el MX Master 4 es como un guante que se anticipa a los movimientos. La forma del reposapulgar se ha rediseñado de forma sutil para ofrecer un punto de apoyo más amplio, y es justo ahí donde Logitech ha integrado el motor háptico. La sensación es curiosa: una vibración leve, casi imperceptible, que aporta una respuesta física cuando se activa el menú radial o se ejecutan determinadas acciones. No es un truco, sino un lenguaje nuevo entre el usuario y el ratón.

Durante largas jornadas de trabajo, el confort se mantiene intacto. Las superficies laterales ofrecen un agarre seguro sin resultar pegajosas, y el clic se percibe firme y silencioso. La rueda lateral, una de las señas de identidad de esta serie, mantiene su excelente comportamiento para desplazarse horizontalmente o controlar la línea de tiempo en edición de vídeo. Todo está donde debe estar, y cada gesto parece calculado para no romper el flujo natural del trabajo.
Mejoras en la conectividad
Logitech ha simplificado la conectividad. El MX Master 4 se empareja mediante Bluetooth Low Energy o a través del nuevo receptor USB-C Logi Bolt, una evolución del clásico Unifying. El emparejamiento es inmediato y la estabilidad de la señal, impecable. Ahora se pueden vincular hasta tres dispositivos y alternar entre ellos con un toque de botón, lo que resulta ideal para quienes saltan entre un portátil, un PC de sobremesa y una tablet.

La compatibilidad es total con Windows, macOS, Linux, ChromeOS e incluso iPadOS. Además, el software Logi Options+ permite una personalización minuciosa: desde ajustar la velocidad del sensor hasta asignar gestos, macros o accesos directos al nuevo menú circular. El ecosistema está tan pulido que se percibe como parte integral del hardware, no como un complemento.
Rendimiento y precisión del sensor
El corazón del MX Master 4 es un sensor Darkfield de 8.000 DPI, capaz de rastrear prácticamente cualquier superficie, incluso el cristal. La respuesta es inmediata, sin aceleraciones ni saltos, y se adapta automáticamente a la resolución de cada pantalla. En tareas de diseño o edición, la precisión se agradece; en ofimática, la fluidez es absoluta. Logitech ha logrado que este ratón se sienta tan natural como mover la mano sobre el escritorio.

El retardo es inexistente tanto en Bluetooth como con el receptor Logi Bolt, y aunque este no es un ratón orientado al gaming, su rendimiento en títulos casuales es más que decente. Sin embargo, su verdadero hábitat es el trabajo de precisión: hojas de cálculo, retoque fotográfico, multitarea creativa o simplemente navegación exigente. En ese terreno, no tiene rival.
Vibración háptica y «Action Ring»
La gran novedad de esta generación es la introducción de la retroalimentación háptica. Logitech ha instalado un pequeño motor en el interior del reposapulgar que vibra con intensidad variable. En la práctica, ofrece respuestas táctiles al activar comandos específicos o navegar por el Action Ring, una nueva función que consiste en un menú circular de accesos directos personalizables. Con un leve gesto del pulgar, se despliega un anillo de opciones en pantalla que recuerda, en cierto modo, al menú radial de los videojuegos.

Al principio puede parecer un capricho tecnológico, pero con el uso se convierte en un hábito. Cambiar de aplicación, copiar y pegar, o incluso controlar el volumen sin levantar la mano del ratón resulta tan natural que cuesta volver atrás. Es cierto que no todos los usuarios explotarán su potencial, pero quienes invierten tiempo en configurarlo descubrirán una herramienta que ahorra segundos (y frustraciones) a diario.
Autonomía y carga rápida
La autonomía vuelve a ser sobresaliente. Logitech promete hasta 70 días con una sola carga, y en la práctica las cifras se acercan bastante. El puerto de carga pasa a ser USB-C, y basta con un minuto de conexión para obtener tres horas de uso. El cable incluido es trenzado y de buena calidad, aunque el ratón también puede utilizarse mientras carga, un detalle que los profesionales agradecen.

El sistema de gestión energética detecta los periodos de inactividad y entra en modo reposo automáticamente, lo que prolonga la vida útil de la batería. No hay que preocuparse por encendidos o apagados: basta moverlo para que despierte. En este apartado, Logitech sigue marcando el estándar que los demás intentan alcanzar.
Experiencia de uso diario
Entre las virtudes del MX Master 4 destacan su ergonomía impecable, la precisión del sensor y la madurez del ecosistema software. La incorporación del háptico y del Action Ring suma puntos de originalidad sin comprometer la experiencia tradicional. Además, los materiales se sienten más duraderos, y la apuesta por el uso de plásticos reciclados muestra un compromiso ambiental cada vez más presente en la marca.
¿Y los puntos débiles? El precio sigue siendo elevado, situándose en torno a los 130 euros, y el diseño, aunque icónico, podría resultar algo voluminoso para manos pequeñas. Tampoco hay versión para zurdos, una deuda que Logitech parece no tener prisa en saldar. Son detalles menores, pero que conviene mencionar.
¿Merece la pena?
El Logitech MX Master 4 no revoluciona la serie, pero sí la refina con inteligencia. Introduce pequeñas innovaciones que suman en lugar de distraer, y mantiene intacta esa sensación de control absoluto que siempre ha definido a esta gama. La retroalimentación háptica y el Action Ring añaden una capa de interacción más humana, más sensorial, que transforma la relación con el dispositivo.
En definitiva, este MX Master 4 es una obra de ingeniería ergonómica que consolida a Logitech como referente indiscutible del escritorio moderno. No es un simple ratón: es una prolongación de la mano, una herramienta que se adapta al ritmo de quien vive entre píxeles y palabras. Y como sucede con todo buen instrumento, cuanto más se usa, más difícil resulta imaginar la jornada sin él.
- Valoración del editor
- Puntuación 5 estrellas
- Espectacular
- MX Master 4
- Reseña de: Miguel Hernández
- Publicado el:
- Última modificación:
- Diseño
- Comodidad
- Rendimiento
- Atajos
- Autonomía
- Portabilidad (tamaño/peso)
- Calidad-Precio
Pros
- Accesos rápidos
- Conexión
- Comodidad
Contras
- Precio