Sin lugar a dudas uno de los planetas que históricamente, por la razón que sea, más nos ha llamado la atención a sido Júpiter. Como seguro recordarás y con el fin de conocer mucho mejor al que a día de hoy es el planeta más grande de todo el sistema solar en 2011 NASA lanzó al espacio la sonda Juno, misma que no llegó al planeta hasta 2016.
Tras cinco años de travesía y recorrer más de 3.000 millones de kilómetros finalmente la sonda comenzó a realizar todo ese trabajo para el que había sido diseñada. Una aventura en la que, después de tantos años, hemos podido comprender en mucha más profundidad todo lo que puede ocultar un planeta como Júpiter para así determinar su origen y sobre todo la evolución que ha vivido durante tantos miles de años.
Después de más de dos años de recolección de datos, Juno nos ofrece una visión más realista sobre Júpiter
Entrando un poco más en detalle sobre la misión encomendada a Juno, debemos destacar que, en primer lugar, la misma se situó en la órbita polar del planeta, misma que a su vez se encuentra inmersa en varios de los peligrosos cinturones de radiación que emite el planeta. Aun así, hay que reconocer que la nave ha conseguido realizar diferentes hitos que han marcado nuestro conocimiento de Júpiter.
Entre los descubrimientos realizados por Juno y que a día de hoy son de dominio público destacar por ejemplo que la sonda ha sido la responsable de desvelar la existencia de un enorme campo magnético, mucho mayor de lo que pensábamos, o le hecho de que haya podido sobrevolar la Gran Mancha Roja del planeta. Después de todo este tiempo, NASA acaba de desvelar cuatro nuevas investigaciones que nos presentan detalles hasta ahora inéditos de un plantea aún desconocido.
Gracias a Juno se confirma la densidad de Júpiter
Una de las incógnitas que más preocupaba a todos los científicos literalmente pasaba por conocer si el interior del planeta era tan dinámico como su parte externa. Como seguro sabrás, una de las características del plantea más grande del sistema solar es que su superficie está compuesta por una serie de bandas gaseosas que alternan una tonalidad clara y oscura que se mueven en direcciones opuestas a una velocidad que puede superar los 100 metros por segundo.
La pregunta en esta ocasión pasa por conocer qué hay justo bajo estas bandas gaseosas, es decir, qué ocurre en el interior del planeta. Después de muchos meses de exhaustivos estudios donde los expertos se han centrado en analizar el campo gravitacional, los flujos atmosféricos, la composición interna y los ciclones polares, al parecer se ha llegado a la conclusión de que Júpiter es una enorme bola giratoria cuyos cambios en su campo gravitatorio se deben a que la densidad interna del planeta varía. Esta característica puede deberse a la interacción de los flujos atmosféricos que recorren su superficie y que también cambian entre las diferentes regiones.
Bajo ese exterior gaseoso se presenta un interior líquido en Júpiter
En otro trabajo los investigadores de NASA han estado trabajando en descubrir la profundidad que tienen estos flujos de aire. Atendiendo a los resultados develados, al parecer hablamos de una profundidad de 3.000 kilómetros, misma donde se alberga aproximadamente el 1% de toda la masa del planeta. Cuanto más profundidad presentan estos flujos, más masa presentan y más impacto tienen sobre el campo gravitatorio del planeta. Este descubrimiento fue el responsable de que los investigadores pudieran determinar la profundidad a la que se encontraban las corrientes de aire así como la extensión y la forma de las bandas que presenta el planeta.
Finalmente el último trabajo que ha visto la luz nos habla de los ciclones polares, mismos que en su momento llamaron la atención de los científicos debido a los patrones con forma poligonal que presentaban. Después de la investigación que se ha llevado a cabo los responsables de su desarrollo destacan que, tras el manto de nubes, se esconde un planeta fluido compuesto por un exterior gaseoso compuesto por hidrógeno y helio con un interior líquido a una temperatura y presión muy altas.