[Opinión] Call of Duty: el éxito en decadencia

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La sobreexplotación en el mundo del videojuego suele tener unas consecuencias bastante comunes y Activision es consciente de ello. Atendiendo a la trayectoria de la franquicia Call of Duty podemos ver como llevan más de una década lanzando una entrega anual y han dado para cambiar el rumbo del multijugador y las campañas de los FPS, para situar a la franquicia como una de las más vendidas de la historia y para asomarse a la “decadencia”.

En perspectiva, Call of Duty ha sido, tradicionalmente, una gran saga bélica que, en su día, nació con el objetivo de desbancar a Medal of Honor, la saga reina por aquel entonces, en la época en que la Segunda Guerra Mundial tematizaba un gran porcentaje de FPS. Pero lo que en origen nació ambicionando alzarse con el trono en lo que a modo para un jugador se refiere, viró y apostó por el multijugador con Call of Duty 2, entrega que los más puretas del género recuerdan con enorme cariño.

Y entonces, una gran parte de aquellos que habían trabajado en hitos del mundo del FPS como MoH: Allied Assault dejaron 2015 Inc. para unirse a Infinity Ward, estudio que sin hacer ruido ni levantar sospechas cuajó el que hasta el día de hoy es, sin asomo de duda, el mejor Call of Duty y uno de los mejores FPS multijugador jamás creado, el primer Modern Warfare.

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En lo personal, aún recuerdo esa beta que ofrecía un par de modos y tres mapas (Vacante, Matojos y Colisión) en la que cada partida transmitía un sinfín de sensaciones que uno no había experimentado nunca, y menos en consola. Llegaron para cambiar el rumbo de la industria, para dejar atrás los conflictos bélicos del S.XX, para instaurar el sistema de clases y ventajas, sentar las bases de las rachas y bonificaciones por el desempeño del jugador y, sin olvidar la campaña, ofrecieron una de las mejores experiencias para un jugador que haya visto el género y que, de nuevo, infinidad de franquicias y estudios han intentado emular.

El éxito, lógicamente, fue abrumador. Y en Activision no tardaron en darse cuenta de la posible rentabilidad de lo que tenían entre manos con lo que, siguiendo con su estrategia comercial, continuaron con las entregas anuales alternando el desarrollo entre los chicos de Infinity Ward, principales artífices de lo que Call of Duty es hoy en día, y Treyarch.

Tenían claro cuál sería el molde y el dogma impuesto era el de ser fiel a los estándares marcados por ellos mismos. E intentando mejorar el éxito, el objetivo fue añadir capas y primar el contenido por encima del balanceo y optimización de lo añadido: más armas, más rachas, más ventajas, más estudios ayudando… Más. Y sí, aún encontrándonos ante entregas que quedaban muy lejos de Call of Duty 4: Modern Warfare, las ventas no hacían más que subir llegando a los casi treinta millones de copias vendidas que conseguiría Modern Warfare 3.

Y, entonces, en medio de una tormenta de FPS en las que parecía que ambientación, concepto y planteamiento eran escogidos de forma completamente arbitraria, llegó Call of Duty: Black Ops II, la confirmación de que Treyarch se alzaba muy por encima de Infinity Ward, estudio que había quedado huérfano de los principales artífices de su éxito.

Una ambientación centrada en un futuro cercano ya suponía un necesario soplo de aire fresco siendo el resto absolutamente fiel a la estructura clásica de la saga pero con mejoras y retoques aquí y allá y, sobre todo, con un excepcional diseño de mapas, una equilibrada variedad de armas y un sistema de rachas medido al extremo , con los e-Sports en mente, fueron la culminación del que, a día de hoy, muchos consideran el más digno sucesor del primer Modern Warfare.

Pero aparecieron los fantasmas. La última entrega desarrollada por Infinity Ward estaba llamada a ser un ejemplo de reivindicación por su parte al tiempo que revitalizaban la franquicia con novedades que, a priori, eran lógicas al hablar de la primera entrega lanzada en la nueva generación. Pero Call of Duty Ghosts fue un jarro de agua fría para la propia compañía, la crítica y el público.

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Pese al marketing y la información engañosa, el IW Engine, motor basado en Id Tech 3 que llevaban utilizando desde 2005 seguía ahí. Pero eso no fue lo peor: Call of Duty Ghosts era una entrega que, desde su ininico, no supo qué rumbo tomar, totalmente carente de una personalidad e identidad concretas como las de Modern Warfare o Black Ops.

En lo jugable, compuesto por un batiburrillo de ideas extraídas de otros títulos de la franquicia se dejó por el camino características esenciales de la marca como mapas orientados a encuentros constantes y partidas frenéticas. Y la decadencia afloró. Cierto es que centenares de estudios y compañías querrían conseguir las cifras del último Call of Duty pero éste cuenta con los dudosos honores de ser el menos reservado y vendido de la franquicia desde 2007. Y eso, teniendo en cuenta que se lanzaba para dos plataformas más de lo habitual (Xbox One y Playstation 4) es un dato significativo que demuestra el agotamiento y la escasez de ideas de los que adolecen la franquicia e Infinity Ward.

Es corriente, hoy por hoy, entrar en el popular servicio de streaming de Twitch y ver que Ghosts no se encuentra entre los diez juegos más vistos y, sobre todo, que Black Ops 2 suele tener una media del doble de espectadores. Esto junto a que una inmensa mayoría de youtubers “dedicados” a Call of Duty dejaran de subir vídeos de la franquicia durante este último año deja patente que Ghosts no ha calado entre el público por muchos motivos.

Hoy, sea como fuere, el rumbo puede cambiar. Y es que el día elegido por Activision para revelar la faceta multijugador de la entrega de turno es uno de los puntos más candentes y un día clave para la trayectoria de dicho lanzamiento. Parece que, dejando atrás la parafernalia mostrada el año pasado, con Advanced Warfare van a apostar por un tráiler centrado en el multijugador y una breve sesión de preguntas y respuestas. Cierto es, eso sí, que los medios desplazados hasta allí podrán capturar sus partidas y subirlas luego a Youtube con lo que, imaginamos, material no faltará.

Tengo ciertas esperanzas en Advanced Warfare: nuevo estudio, nuevo motor gráfico, ciclo de desarrollo de tres años, ambientación rompedora dentro de la saga y con influencia en lo jugable, etc. Ya digo, creo que el trabajo de Sledgehammer puede suponer un punto de inflexión en la saga puesto que, si cumplen con lo que prometen y si tenemos en cuenta que hasta principios de 2015 no llegará un nuevo Battlefield, será fácil que la saga vuelva a su puesto habitual. Si por el contrario nos encontramos ante una entrega fallida, que el grueso de usuarios y compradores vuelva a confiar en la franquicia será una misión casi imposible.

Tengo claro que los niveles de excelencia de Call of Duty 4: Modern Warfare son inalcanzables pero Black Ops II dejó claro que se puede sorprender. Ahora es turno de Advanced Warfare.


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