
Si te preguntas para qué sirve AppHistory en Windows, es normal que te líes con el Historial de actividad del sistema: suenan parecido, pero no son lo mismo. En este artículo despejamos la confusión, explicamos qué hace cada uno, cómo se gestionan y qué implicaciones tienen en tu día a día con el PC.
Además de aclarar conceptos, verás qué funciones de Windows usan tu historial, cómo borrarlo y personalizarlo por cuentas, y añadimos buenas prácticas de privacidad y seguridad. También incluimos detalles útiles sobre recogida de registros para diagnóstico y cómo compartir entre Android y Windows con Quick Share para que tengas el panorama completo sin dejarte nada en el tintero.
Qué es AppHistory y en qué se diferencia del Historial de actividad
Cuando en Windows se habla de AppHistory conviene separar dos planos: por un lado, el seguimiento del uso por aplicación (p. ej., consumo de recursos o actividad reciente que ciertas herramientas muestran), y por otro, el Historial de actividad, que está centrado en tus acciones como usuario (documentos abiertos, apps que usas, navegación, portapapeles, etc.).
El enfoque de AppHistory es más técnico: sirve para entender cómo se comportan las apps en el equipo. El Historial de actividad, en cambio, se orienta a tu productividad: ayuda a retomar tareas y conservar el contexto de lo que estabas haciendo sin tener que empezar de cero en cada sesión.
Cómo funciona el Historial de actividad de Windows
Windows mantiene un rastro de lo que haces en el dispositivo: aplicaciones y servicios utilizados, archivos abiertos y sitios web visitados. Por diseño, ese historial se guarda de forma local en tu PC y está pensado para mejorar tu continuidad de trabajo entre sesiones.
Hay un matiz importante: puede que la configuración de tu cuenta de Microsoft no permita enviar tu historial de actividad a Microsoft. En ese caso, el sistema seguirá guardándolo en el dispositivo para aportar contexto a nivel local, pero no lo sincronizará con la nube de Microsoft.
Funciones de Windows que aprovechan tu historial
Varias características del sistema se apoyan en este rastro de uso. La más emblemática fue la Línea de tiempo, que ordenaba tus actividades en una vista cronológica para volver justo donde lo dejaste en días anteriores.
Imagina que estabas editando un documento de Word y lo dejaste a medias. Si activas algo equivalente a «Almacenar mi historial de actividad en este dispositivo», esa edición aparecerá en la Línea de tiempo al día siguiente y podrás reanudarla al instante, sin rebuscar archivos ni ventanas.
Otra integración clásica fue con Microsoft Edge (versión anterior): el historial de exploración podía incorporarse al Historial de actividad para completar el contexto. Ojo: si navegas en ventanas InPrivate, esas sesiones no quedan registradas por motivos de privacidad.
Historial de actividad con varias cuentas

En equipos compartidos o con identidades múltiples, Windows guarda el historial por cuenta. Se recopila y almacena localmente para cada perfil vinculado al dispositivo: cuentas locales, cuentas de Microsoft y cuentas del trabajo o escuela asociadas en Configuración.
Las rutas cambian ligeramente según la versión. En Windows 10, lo encontrarás en Configuración > Privacidad > Historial de actividad. En Windows 11, la ruta es Configuración > Privacidad & seguridad > Historial de actividad. Desde ahí puedes filtrar u ocultar actividades por cuenta para que no aparezcan en la Línea de tiempo.
Ten en cuenta un detalle: ocultar una cuenta no borra los datos del dispositivo. Simplemente deja de mostrarlos en esa vista, pero los registros siguen existiendo localmente salvo que los elimines.
Configurar, pausar y borrar el Historial de actividad
La configuración es flexible. Puedes elegir qué guardar y cuándo detener el registro para nuevas actividades. Y si quieres partir de cero, también es posible borrar lo ya almacenado.
En Windows 11, para eliminar tu historial de actividades ve a Inicio > Configuración > Privacidad & seguridad > Historial de actividad. En el apartado «Borrar el historial de actividades de esta cuenta», pulsa «Borrar historial» y limpiarás los registros locales de tu perfil.
En Windows 10, el camino es muy parecido: abre Inicio > Configuración > Privacidad > Historial de actividad y, dentro de «Borrar historial de actividades», selecciona «Borrar». Así eliminas de un plumazo las actividades guardadas hasta el momento.
Además del borrado completo, la Línea de tiempo ofrece un control granular: puedes quitar actividades individuales o todas las de un día. Basta con hacer clic derecho sobre una actividad y escoger la opción adecuada para depurar tu rastro con precisión.
Recuerda que en cualquier momento puedes dejar de guardar nuevas actividades. Y sí: también puedes borrar y eliminar el historial de actividades almacenado en el dispositivo cuando quieras reforzar tu privacidad.
Privacidad y seguridad: autenticación multifactor y buenas prácticas
Como regla general, el Historial de actividad se mantiene local en el equipo, y con frecuencia no se envía a Microsoft por la configuración de la cuenta. Aun así, conviene reforzar la seguridad en tus accesos con una protección adicional.
Microsoft Authenticator aporta una capa clave con la autenticación multifactor (MFA). Tras introducir tu contraseña, apruebas una notificación en el móvil o introduces una contraseña de un solo uso (OTP) generada por la app. Estos códigos TOTP caducan cada 30 segundos, no dependen de conexión y tienen un consumo mínimo.
También puedes optar por la experiencia sin contraseña: introduces tu usuario y apruebas la notificación; tu huella, reconocimiento facial o PIN actúan como segundo factor para blindar el acceso a servicios como Outlook, OneDrive u Office, reduciendo los riesgos de contraseñas reutilizadas.
Authenticator, además, facilita el autorrellenado de contraseñas. Si inicias sesión con tu cuenta personal de Microsoft, sincroniza tus claves (incluidas las guardadas en Microsoft Edge), y puedes definirla como proveedor predeterminado en el móvil. Pide biometría o PIN para autorrellenar y permite importar contraseñas desde Google Chrome y otros gestores.
En entornos del trabajo o escuela, pueden exigirte instalar Authenticator. En ese caso, registrarás el dispositivo y añadirás tu cuenta profesional o educativa. La app admite autenticación basada en certificados, emitiendo uno en el equipo para demostrar confianza y simplificar accesos sin repetir inicios de sesión.
Registros y diagnóstico: cómo recoger logs de la aplicación de Windows
Cuando algo no va fino, los registros marcan la diferencia. La aplicación de Windows permite recopilar logs útiles para soporte o pruebas. Asegúrate de tenerla instalada o usar su versión web y haber añadido al menos un dispositivo o recurso.
Los pasos son sencillos: accede al panel de configuración desde el icono de perfil. Si no tienes recursos remotos añadidos, toca antes el icono con forma de X en la pantalla de inicio para desplegar opciones y llegar a la configuración.
Reproduce el problema o trabaja como siempre y, cuando termines, vuelve a Configuración > Solución de problemas y toca Detener. El archivo de registro estará en el directorio seleccionado; podrás abrirlo con un editor de texto o remitirlo al soporte técnico para análisis.
Compartir entre Android y Windows con Quick Share

Si mueves contenido entre móvil y PC con frecuencia, Quick Share te puede salvar la vida. En muchos Android con versión 6 o superior, la función viene preinstalada, por lo que no necesitas descargar nada extra en el teléfono.
En Windows, sí tendrás que instalar la app Quick Share. Una vez dentro, asegúrate de que el PC sea visible para tu Android y listo: podrás enviar y recibir archivos sin cables de forma rápida, ideal para integrar tu flujo de trabajo entre dispositivos.
Control por cuentas: rutas y ajustes clave
Para revisar las cuentas vinculadas y afinar qué aparece en la Línea de tiempo, ve en Windows 10 a Configuración > Privacidad > Historial de actividad, o en Windows 11 a Configuración > Privacidad & seguridad > Historial de actividad. Ahí podrás filtrar por cuenta, ocultar actividades específicas y ajustar el guardado como prefieras.
Recuerda que, aunque ajustes la visibilidad, ocultar no equivale a borrar: los datos siguen en tu equipo si no los eliminas. Si quieres ir un paso más allá, aprovecha las opciones de borrado y la posibilidad de pausar el registro.
Lo que sí y lo que no guarda tu historial
El Historial de actividad se limita a lo que haces en el sistema para darte contexto. Incluye apps utilizadas, documentos abiertos y navegación, pero hay supuestos que se excluyen por diseño: por ejemplo, Edge no guarda sesiones InPrivate en el historial para proteger tu privacidad.
Si alguna vez notas que falta información, puede tener que ver con la configuración de tu cuenta de Microsoft o con que no esté habilitado el guardado local. Echa un vistazo a las opciones y revisa que los interruptores estén como quieres.
¿Puedo ver el historial de actividades de una aplicación concreta?
Esta duda es muy habitual, especialmente con herramientas de captura de pantalla. Querrías saber si se puede ver lo que hizo esa app, incluso capturas no guardadas. El Historial de actividad de Windows no es un registro forense por aplicación: su objetivo es tu continuidad de trabajo, no reconstruir acciones internas de una app.
Dicho de otra forma, el sistema no mostrará una lista de «capturas realizadas pero no guardadas» por esa aplicación. Si la herramienta guarda ficheros temporales, podrás intentar localizarlos en sus carpetas de datos temporales (p. ej., subdirectorios en AppData\Local\Temp o en la ruta propia de la app), o revisar si la aplicación tiene su propio historial o logs de actividades.
Para diagnósticos más técnicos, puedes apoyarte en la recogida de registros de la aplicación de Windows y aportar esos logs al soporte. Pero si nunca se guardó nada en disco y la app no creó un archivo temporal, no habrá «capturas perdidas» que recuperar desde el Historial de actividad.
Administración práctica: consejos rápidos
Si priorizas la privacidad, plantéate desactivar el guardado de actividad y programar borrados periódicos. Si te importa la continuidad, activa las opciones de almacenamiento local y usa la Línea de tiempo para volver a tus tareas recientes sin tener que rebuscar.
En entornos con varias cuentas, define reglas claras: filtra lo que no deba mostrarse y recuerda que los cambios de visibilidad no eliminan datos. Para eliminar rastro, usa las opciones de borrado del sistema y, si procede, de cada app que genere su propio historial.
Y si necesitas compartir con el móvil, Quick Share te ahorra tiempo: mantén la app instalada y el PC visible, y tendrás un puente rápido para documentos, imágenes y otros archivos sin depender de cables ni servicios de terceros.
Queda claro que AppHistory te orienta sobre el comportamiento de las apps, mientras que el Historial de actividad se centra en tu rastro como usuario para facilitar continuidad; con opciones para guardarlo localmente, filtrarlo por cuenta, borrarlo cuando quieras y reforzarlo con buenas prácticas como la MFA de Microsoft Authenticator, la recogida de logs para diagnóstico y Quick Share para redondear un flujo de trabajo ágil entre dispositivos.