Parece que el agujero de la capa de ozono comienza a cerrarse

Antes siquiera de comenzar ha hablar sobre el estudio que acaba de ser desvelado por cierta administración gubernamental dependiente del gobierno de Estados Unidos y lo que cuenta sobre el agujero que presenta la capa de ozono de nuestro planeta, comentarte que ni mucho menos este se ha cerrado por completo o se puede cerrar a corto plazo, sino que el mismo, por contrario de lo que puede parecer, ha alcanzado su mínimo histórico.

Después de esta pequeña introducción, muy necesaria para saber a ciencia cierta sobre qué estamos hablando y sobre todo que ni mucho menos es el momento de comenzar a despreocuparnos por el estado de la capa de ozono que recubre la Tierra y que es tan necesaria para que podamos subsistir. Lo cierto es que, tal y como han confirmado los científicos a cargo del estudio, parece que el mismo comienza a cerrarse aunque, todavía es mu pronto para celebrar nada.

El pasado mes de octubre el agujero de la capa de ozono alcanzó su mínimo histórico

El estudio al que nos remitimos es el que acaba de ser presentado conjuntamente por investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y la NASA y, según los resultados a los que se ha llegado en el mismo, al parecer el agujero alcanzó su máximo histórico el pasado día 11 de septiembre cuando alcanzó los 12.123 millones de kilómetros cuadrados para, día a día, comenzar su recuperación gradual.

Como detalle, comentarte que este estudio es más que interesante debido a que ambas administraciones llevan monitorizando el estado y amplitud del agujero de la capa de ozono desde el año 1985 por lo los resultados a los que pueden llegar suelen ser bastante creíbles y significativos, de ahí que cuando nos hablan de máximos y mínimos históricos nuestra curiosidad aumenta considerablemente.

No se espera que el agujero de la capaz de ozono, a esta velocidad, se haya cerrado hasta finales del siglo XXI

Entrando un poco más en detalle, comentarte que la forma de medir las dimensiones del agujero de la capa de ozono se realiza vía satélite. Comparando estas mediciones con las de años anteriores descubrimos que el mismo, sistemáticamente, suele presentar su máximo cada septiembre, fecha a partir de la cual comienza a decrecer. Ha sido este mismo mes de octubre cuando el tamaño del mismo ha presentado su mínimo desde los años ochenta.

Sin lugar a dudas estamos ante una serie de conclusiones bastante alentadoras, sobre todo si tenemos en cuenta que al año pasado, en esta ocasión un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts, presentaba una serie de documentos donde daban a entender a toda la comunidad científica que habían encontrado evidencias de que el agujero de la capa de ozono se estaba comenzado a cerrar. Llegados a este punto y según este estudio, su cierre definitivo no se producirá, a esta velocidad, hasta finales del siglo XXI.

Este mínimo histórico se ha debido a una variabilidad natural

Como nota negativa, comentarte que lamentablemente la cicatrización de la capa de ozono parece que se está ralentizando debido, entre otras cosas, a que los niveles de cloro y bromo presentes son todavía demasiado significativos, algo que no solo imposibilita que este se cierre, sino que además lo hace más grande. Al menos, si que tenemos constancia de que los gobiernos están tratando por todos los medios, o eso es lo que declaran sus dirigentes, de conseguir frenar las emisiones de clorofluorocarburos a la atmósfera.

Tal y como ha comentado Paul A. Newman, director científico del Programa de Ciencias de la Tierra en el Goddard Space Flight Center de la NASA:

El agujero de la capa de ozono presente en la Antártida fue excepcionalmente débil este año. Esto es lo que esperaríamos ver dadas las condiciones climáticas en la estratosfera antártica.

Según las conclusiones a las que han llegado los científicos, al parecer la reducción en cuanto a su amplitud del agujero de ozono se debe en gran medida a un vórtex antártico inestable y más cálido, un sistema de baja presión que gira en el sentido de las agujas del reloj en la atmósfera sobre la Antártida que ha contribuido considerablemente a reducir la formación de nubes polares en la estratosfera inferior.