No cabe duda de que este E3 promete ser la edición más emocionante de la feria en los últimos años, aunque en honor a la verdad, fácil lo tienen las compañías para superar aquellos bochornosos espectáculos que hacían vomitar la bilis gamer.
En este 2013 se producirá el verdadero relevo generacional -lo siento nintenderos- y las nuevas consolas de Sony y Microsoft serán las verdaderas protagonistas del E3, junto con una esperada traca de juegos que sean el pistoletazo de salida para PlayStation 4 y Xbox One.
Ha pasado bastante tiempo desde aquella presentación sorpresa de PS4 y aún quedan muchas incógnitas por despejar de la consola de Sony. Espero y confío en que los japoneses aclaren, y al detalle, importantes detalles como la fecha concreta de lanzamiento, precio de la consola -servidor sigue pensando que un pack básico de PlayStation 4 podría venderse por 350 euros-, juegos que acompañarán a la consola en su lanzamiento, juegos thirds, exclusividades, el papel de Gaikai, cómo funcionará el nuevo PlayStation Plus, qué ocurrirá con la retrocompatibilidad -tanto para juegos de PS3 como para los comprados digitalmente- así como con el espinoso tema del DRM y los juegos usados -aunque a juzgar por las declaraciones de responsables de Sony por medio de las redes sociales, queda, de manera implícita, dado por hecho que no van a seguir los pasos de Microsoft, especialmente tras el escándalo desatado tras la espantosa presentación de Xbox One y que tantísima repercusión ha tenido-.
También tengo gran interés en saber qué juegos presentará Sony como las grandes exclusividades de PlayStation 4, títulos que puedan ser capaces de vender la consola, pues seamos francos, lo mostrado hasta ahora, desde luego, no tiene pinta de ser la artillería pesada que se ha debido de guardar para los días venideros. Tengo fe en esta compañía, que ahora parece regirse bajo el lema de «desde jugadores, para jugadores», y unas ganas tremendas en saber qué ocurrirá con Final Fantasy Versus XIII, The Last Guardian, Agent, si resuciratán viejas franquicias de la primera PlayStation y con qué nuevas nos sorprenderán. Y es que el puñetazo en la mesa de Sony debe de ser lo suficientemente estruendoso como para callar a los de Redmond, que se desenvuelven en declaraciones impregnadas de una fanfarronería que causa vergüenza ajena: «mataremos a Sony en el E3«.
En cuanto a Microsoft, tras aquella esperpéntica imagen que dieron con Xbox One, tiene muy difícil hacer remontar el vuelo de la consola, fundamentalmente entre los verdaderos gamer, aunque cierto sea que este no parece ser el verdadero público que persiguen. Se hablaba de hasta quince exclusividades para la consola durante su primer año de vida como si fuera el gran as en la manga de Microsoft,y aunque no sea por quitarles mérito, insto a los lectores a echar un repaso sobre cuántas nuevas IP se estrenaron en los lanzamientos de las consolas previas. Resulta demasiado evidente que era un dato para llenarse la boca y desviar el discurso más allá de las aplicaciones de televisión con las que nos empacharon en la presentación de la máquina. Personalmente no espero grandes novedades o sorpresas en este aspecto por parte de Microsoft: el Forza de turno, el Fable de turno, el Halo de turno, quizás un Gears of War y la broza de kinectadas correspondiente.
Lo más complejo para Microsoft será detallar cómo funcionará eso de la conexión semi permanente y las limitaciones al mercado de segunda mano tradicional, el cual parece que pretenden controlar y monopolizar, sacando tajada de por medio, claro, que hablamos de Microsoft y ya sabemos a qué tipo de comportamientos atenernos por parte de esta compañía. Doy por hecho que el juego en línea seguirá siendo de pago, aunque habrá que ver si han tomado nota de las ventajas de PlayStation Plus y tendrían la mínima decencia de compensar a sus fieles clientes con algo más que poder echar unas partidas online cuando en la competencia es algo gratuito y el servicio de pago incluye servicios y descuentos más que interesantes y por los que la gente está pagando encantada.
Nintendo es harina de otro costal. Ellos mismos juegan en su propia liga y saben que no tienen competencia: quien quiera jugar a sus juegos tendrá que, sí o sí, pasar por el aro de Wii U. Y esto es algo indiscutible: no hay más que ver los lamentos de muchas thirds donde aseveran que los únicos juegos que hacen caja en consolas de Nintendo son sagas como Mario o The Legend of Zelda. Aunque no habrá un show de la compañía por todo lo alto, no quiere decir que la gran N no vaya a intentar ganarse la atención del público con sus Nintendo Direct y la propia presencia física de sus stands, donde deberíamos ver, al fin, un nuevo Mario en tres dimensiones, quizás algo sobre el nuevo Zelda de Wii U -que no el remake de Wind Waker servido a modo de aperitivo para acortar la agónica espera hasta el juego que realmente esperan los fans-, Mario Kart, Smash Bros… La línea tradicional de Nintendo que ha mantenido a flote a la compañía durante décadas y décadas.
Curiosamente, tras la traumática presentación de Xbox One, las ventas de Wii U se dispararon en los comercios online, esos mismos que pocas semanas antes estaban rebajando el precio de la consola con jugosas ofertas para tratar de quitarse de encima un polvoriento stock que, con toda probabilidad, no será un problema de cara a las próximas navidades si el calendario de lanzamientos de Wii U es el adecuado. ¿Rebaja de precio? Por parte de Nintendo, lo dudo-simplemente pensad en el tiempo en que tardó Wii en bajar de precio-, aunque si PS4, por citar uno de los dos futuros nuevos sistemas, tiene un modelo básico a 350€, no le quedará más remedio a la gran N que recular, dar su brazo a torcer y rebajar el sobreprecio que actualmente tiene Wii U.
Respecto a la presencia third party, espero que el inicio de generación sirva para traer nuevas IP y experiencias jugables más frescas. Es cierto que a todos nos gustaría ver una nueva entrega de nuestra saga favorita, pero estos comienzos de generación son idóneos para lanzar nuevos nombres y personajes. En cuanto a exclusividades, dudo horrores que vaya a haber demasiadas, a menos que exista una financiación directa de los interesados, claro, pues volvemos a toparnos con costes de producción incrementados para el desarrollo de los videojuegos, aunque según dicen, no será tan exponencial como en el salto de la anterior generación -aún recuerdo esas declaraciones de Kojima sobre la multiplataformidad de la saga Metal Gear Solid en el futuro, algo que ha gustado mucho a los jugadores de PlayStation por el trato de favoritismo que siempre han tenido por parte de Konami, pero claro, ese Fox Engine no ha tenido que ser moco de pavo a la hora de elaborarlo, y además, Konami ha tenido un 40% menos de ingresos en el último año fiscal, y eso es un porcentaje preocupante-. Preveo más guerras por dlc exclusivos que por títulos de por sí, lo cual, en cierta manera, es bueno para todos: los estudios internos y las first de Sony y Microsoft se verían empujadas a crear nuevas franquicias y -esperemos- de calidad, lo cual sería una alegría. Lo que más temo es que las políticas de contenidos descargables sean más agresivas que en esta generación, pese, por ejemplo, a movimientos tan extraños como la renuncia al pase online por parte de Electronic Arts: que no os quepa duda que lo que ganan por un lado, van a intentar sacar el doble por otro. Así son los negocios y esta es una industria que maneja cifras que producen vértigo, sobre todo si pensamos que se trata de ocio, algo que no debería primar sobre ciertos valores, pero eso sería otro tema a discutir.
En resumidas cuentas, Sony lo tiene muy fácil para darle la puya a Microsoft y rematarla, aunque los de Redmond están muy confiados y creen que van a explotar su nicho de clientes, fundamentalmente localizado en EE.UU.: pero aún tenemos que saber precios, fechas, concreción de políticas y juegos -aunque preveo cierto inmovilismo y poca innovación en conceptos jugables y nuevas IP, algo con lo que deseo equivocarme-. Nintendo, por su parte, seguirá a su bola y tan continuista como siempre, pero tras la presentación de Xbox One, muchos decidieron que Wii U se vendría a su casa, así que en cierto modo, la compañía de Mario ha tenido una suerte relativa -falta por ver si aguantarán el asalto contra las nuevas máquinas de Sony y Microsoft cuando estén en la calle-. No sé vosotros, pero yo estoy deseando que pasen rápidamente estos días para empezar a recibir las primeras noticias de este E3 2013.