El lanzamiento de la PS5 Pro ha generado grandes expectativas, no solo porque es la consola más potente que ha lanzado Sony hasta la fecha, sino también porque llega a mitad de la vida útil de PS5, buscando ofrecer a los jugadores una experiencia mejorada en términos de rendimiento y gráficos. Pero, ¿realmente estamos ante un salto significativo? En este artículo te contamos todo sobre su rendimiento y cómo afecta a los FPS (fotogramas por segundo) en los principales juegos del mercado.
Mejoras técnicas y la tecnología PSSR
El cambio más notable en la PS5 Pro es su GPU, que ha pasado a utilizar la arquitectura RDNA 3 de AMD, con una mejora considerable en la potencia de procesamiento gráfico. A diferencia de la PS5 estándar, que cuenta con 10,28 teraflops, la PS5 Pro salta a 16,7 teraflops, lo que permite un incremento en la calidad visual y aumenta la velocidad de renderizado en aproximadamente un 45%.
PlayStation Spectral Super Resolution (PSSR) es otra de las tecnologías clave de la PS5 Pro. Funciona como un sistema de reescalado asistido por inteligencia artificial que mejora la resolución de los juegos sin perder calidad. Es decir, la consola puede procesar juegos a menor resolución y escalarlos a 4K sin que se note una pérdida de nitidez o detalles. Esto permite que juegos exigentes como Final Fantasy VII Rebirth o Alan Wake II ofrezcan una calidad visual impresionante con una tasa de cuadros estable.
La CPU de la PS5 Pro: su gran limitación
Una de las principales decepciones de la PS5 Pro es que su CPU no ha recibido una actualización sustancial. Sony ha optado por mantener la arquitectura Zen 2 de AMD, la misma que está presente en la PS5 estándar. Aunque la frecuencia de la CPU ha aumentado ligeramente, de 3,5 GHz a 3,85 GHz, el impacto en el rendimiento de los juegos no es tan significativo.
Según los análisis realizados, la mejora ronda entre un 10% y un 19% en algunos juegos específicos, pero no lo suficiente como para mantener 60 FPS estables en títulos muy exigentes.
En juegos como Cyberpunk 2077 y Baldur’s Gate III, donde la carga de procesamiento recae en gran parte sobre la CPU, la PS5 Pro muestra caídas notables en el número de FPS cuando se trata de escenarios muy exigentes. En el modo rendimiento de estos títulos, que debería garantizar 60 FPS, la consola apenas logra mantener una tasa de cuadros estable en las zonas más caóticas, con caídas por debajo de los 40 FPS. Para muchos jugadores, esta es una limitación importante que cuestiona si realmente merece la pena optar por la versión Pro.
Rendimiento en los juegos optimizados
Aunque la CPU puede ser una limitación, la optimización de los juegos para PS5 Pro es lo que más marca la diferencia. Algunos títulos ya han lanzado sus respectivas actualizaciones para aprovechar el nuevo hardware, y los resultados varían según el juego. Aquí te dejamos algunos ejemplos:
- Final Fantasy VII Rebirth: Este título ha incorporado un Modo Versatilidad cuyo objetivo es ofrecer una combinación entre el rendimiento y la calidad gráfica. Gracias a PSSR, puede alcanzar resolución 4K a 60 FPS con una mejora notable en la calidad de imagen sin comprometer la fluidez del juego.
- Alan Wake II: Este juego se beneficia del trazado de rayos (ray tracing) mejorado y ofrece un modo rendimiento que permite jugar a 60 FPS con una calidad visual similar al modo calidad de la PS5 original.
- Marvel’s Spider-Man 2: El juego ha recibido mejoras en los reflejos por trazado de rayos y una tasa de cuadros estable de 60 FPS en el modo rendimiento, aunque la diferencia visual en comparación con la PS5 estándar no es tan abismal.
- Baldur’s Gate III: A pesar de las mejoras en la resolución y el uso de PSSR, el juego en su modo rendimiento todavía muestra caídas significativas en los FPS, especialmente en zonas con muchos NPCs.
¿Vale la pena dar el salto?
A pesar de las notables mejoras gráficas y la impresionante tecnología de reescalado, la PS5 Pro no ha sido capaz de eliminar por completo las dificultades en los juegos más exigentes. La limitación de la CPU sigue siendo un cuello de botella importante, especialmente en aquellos títulos que dependen en gran medida del procesamiento. Para los jugadores que buscan la máxima calidad gráfica y una tasa de FPS estable en todos los juegos, la PS5 Pro puede quedarse corta en títulos de nueva generación que exijan más potencia de procesamiento.
Dicho esto, para aquellos que juegan en pantallas 4K y buscan la mejor calidad visual posible sin sacrificar la tasa de cuadros, la PS5 Pro representa una mejora respecto a la versión estándar. Juegos como Final Fantasy VII Rebirth y Alan Wake II muestran mejoras evidentes tanto en fluidez como en calidad visual, lo que sin duda será atractivo para los jugadores más exigentes.
Eso sí, si eres de los que juega desde cualquier lugar, quizá comprarte la PS5 Pro no sea tu mejor opción ya que los servicios de Remote Play, de momento, se harán con una PS5 normal. Esto quiere decir que si conectas el mando a tu móvil Android para jugar a la PS5 no podrás aprovechar toda su potencia gráfica así que, si este es tu caso, te recomiendo adquirir una PS5 normal.
A grandes rasgos, la elección entre una PS5 estándar y una PS5 Pro dependerá principalmente de lo que busques: si priorizas la estabilidad en los FPS en juegos pesados o si estás dispuesto a sacrificar un poco de rendimiento a cambio de unos gráficos impresionantes. Aunque la PS5 Pro promete un rendimiento superior, es importante considerar si esas mejoras realmente justifican el costo adicional.