Hace algunos meses descubrimos el final que esperaba a Kepler, un telescopio que durante su larga vida nos ha ayudado a conocer y desvelar muchos secretos del espacio. Curiosamente y debido a las limitaciones de las que carecía el telescopio durante su última fase, misma en la que varios de sus propulsores ya no funcionaban y no permitían que el mismo se estabilizase, algo que hizo que los investigadores lo utilizasen para descubrir nuevos planetas.
Debido precisamente al enorme trabajo realizado por Kepler durante estos últimos años, gracias al cual se descubrieron miles de nuevos exoplanetas, no es de extrañar que ahora NASA haya decidido crear una nueva sonda que sirva para dar relevo a esta. Como era de esperar, la nueva sonda, bautizada con el nombre de Tess, ha sido dotada con instrumental necesario para llevar a cabo esta misión específica, mismo del que, como por otro lado es lógico, carecía el telescopio espacial Kepler.
Kepler nos ha ayudado a conocer sobre la existencia de más de 4.000 exoplanetas
A modo de recordatorio, comentarte que Kepler fue lanzado al espacio en el año 2009. Desde entonces el telescopio espacial nos ha ayudado a conocer sobre la existencia de más de 4.000 exoplanetas desconocidos hasta ese momento. Lamentablemente tan sólo un número bastante reducido de estos exoplanetas se encuentran en la zona de habitabilidad. Uno de los puntos más interesantes que nos ha enseñado Kepler es que en el espacio exterior hay muchos planetas aún desconocidos porque son demasiado pequeños y el tránsito por delante de sus estrellas no es perceptible con los instrumentos de los que disponía el telescopio.
A pesar de que Tess puede ser un nombre bastante bonito, lo cierto y como suele ocurrir con todas las sondas espaciales, no es otra cosa que el acrónimo de un nombre mucho más largo y complicado de recordar. Como detalle, comentarte que el nombre verdadero de esta sonda no es otro que el de Transiting Exoplanet Survey Satellite y, la misión principal del mismo es la de buscar nuevos planetas más allá del Sistema Solar.
La misión de Tess es mucho más compleja de lo que podamos imaginar
Para conseguir a llevar a cabo esta misión, la sonda se dedicará durante toda su vida útil a analizar la casi imperceptible variación en el brillo de una estrella. Esta variación ocurre justo cuando un exoplaneta pasa por delante de una estrella. En este punto concreto de la misión de Tess, como seguro estarás pensando ahora mismo, no se diferencia en nada a la que llevaba a cabo el telescopio Kepler.
Para conseguir detectar la presencia de nuevos planetas, mejorando los resultados de Kepler, la nueva sonda ha sido dotada de cuatro cámaras con un ángulo de unos 24 grados, aproximadamente la anchura de la constelación de Orión. Gracias a esta dote técnica la sonda deberá investigar nada menos que 20 millones de estrellas, concretamente las más próximas a la Tierra. Gracias a esta investigación, una vez llegado el fin de la vida útil de la sonda, los creadores de Tess esperan haber podido encontrar unos 20.000 nuevos exoplanetas de los que calculan tan sólo 500 podrían ser similares a la Tierra.
NASA ha invertido 200 millones de dólares en la creación y fabricación de Tess
Para llevar a cabo el proyecto, NASA ha tenido que realizar una inversión de unos 200 millones de dólares, un precio que puede parecernos demasiado elevado pero que, si lo ponemos en perspectiva, es muchos más asequible de lo que podamos imaginar, sobre todo si tenemos en cuenta que para conseguir poner en órbita a Kepler, se tuvieron que invertir unos 650 millones de dólares.
Se espera que Tess pueda ser puesta en órbita el próximo día 16 de abril, fecha en la que tiene previsto despegar un cohete Falcon 9 de SpaceX con la sonda a bordo. A modo de detalle, comentarte que Tess orbitará la Tierra a medio camino entra esta y la Luna. La primera parte de la misión durará dos años.