Ubisoft vuelve a traer de vuelta a esta salvaje franquicia de acción donde debemos aprender a sobrevivir con todas las letras: enemigos en cada rincón del mapa y unos entornos hostiles se encargarán de hacernos sudar tinta en Far Cry 4, toda una oda al frenetismo y las ensaladas de tiros en primera persona.
La segunda entrega de Far Cry dejó un sabor de boca un tanto amargo, ya que no cumplió con las espectativas que tenían los fans del juego original de Crytek, sin embargo, Ubisoft Montreal sí supo dar en el claro -aunque de manera inesperada para ellos, como más tarde confesarían- con una tercera parte que brindó decenas de horas de diversión a todos aquellos que se atrevieron a perderse en su jungla de mano de la locura.
En Far Cry 4 dejamos el clima tropical para adentrarnos en el frío Himalaya, justo en un escenario vibrando en una guerra civil que nos pillará justo en medio y con un villano un tanto peculiar en formas, desde luego. La base jugable del programa repite el esquema de la tercera parte: tenemos misiones principales para el modo historia, también tareas secundarias que realizar por todo el mapa, fortalezas que asaltar, animales para cazar, habilidades y armas por mejorar… Quizás en este aspecto podría decirse que Far Cry 4 peca de cierto continuismo, y ojo, que ya sabemos lo que le gusta a Ubisoft estirar el chicle más de lo necesario -ahí tenemos la explotadísima saga Assassin’s Creed, aunque ojalá Far Cry no sufra de las mismas tropelías en el futuro-.
Hay que decir que la campaña presenta una cierta rejugabilidad, basada en el hecho de tomar una o otra senda de la mano de distintos personajes: Amita o Sabal. La primera apuesta por la máxima de que el fin justifica los medios, mientras que el segundo tiene más presentes valores como el compañerismo. Decantarnos por luchar del lado de uno o de otro hará que nos perdamos ciertas misiones de la campaña, que solo podremos vivir si jugamos en otra partida con el personaje que no escogimos como compañero previamente -además, hay varios finales para el juego-.
Las misiones de Far Cry 4 son idénticas en planteamiento a las que jugamos en el capítulo anterior, donde vuelven a destacar los asaltos a las fortificaciones enemigas, algo que podemos realizar de manera meticulosa u optar por llamar a la puerta subido en elefante, desenfundar nuestras mejores armas y arrasar con todo pobre desgraciado que se ponga a tiro. El mapeado tiene una extensión similar a la de Far Cry 3, pero ojo, que esto no os engañe: estamos en un entorno montañoso y la exploración vertical resulta fundamental y da más juego del que parece. También hay que destacar que los escenarios están poco poblados de personajes, pero cuando encontremos a civiles en apuros, podemos echarles un cable y recibir puntos de karma, los cuales nos permitirán solicitar ayuda a los aliados rebeldes si nos vemos en apuros.
Las torres de radio vuelven y deben ser escaladas para desbloquear nuevas zonas del mapa y actividades, empujando así al jugador a perderse todavía más mientras investiga los parajes del juego -y dicho sea de paso, esta es otra idea extraída directamente de Assassin’s Creed y sus atalayas-. Para explorar con más seguridad podemos hacernos con un buen arsenal, el cuel se puede mejorar con mirillas, silenciadores o cargadores ampliados, por citar algunos ejemplos, además de que, al igual que en Far Cry 3, también tenemos pieles de animales para mejorar equipamiento.
El modo cooperativo online ya estaba presente en el epidosio anterior, aunque era más limitado que el que tenemos a nuestro alcance en Far Cry 4. Para empezar, todo el mapeado del juego será accesible, pudiendo asaltar fortificaciones enemigas junto con un amigo, aunque seguimos sin un modo cooperativo para las misiones de la campaña principal. Hay que destacar una peculiaridad para las versiones de Far Cry 4 de PlayStation 3 y PlayStation 4: los usuarios de estas consolas tienen 10 llaves de Kyrat con las que podrán invitar a un amigo a jugar, aunque no dispongan del programa, pero ojo, todo sujeto a un tiempo límite de 2 horas juego. En cuanto a los modos multijugador restantes, la verdad es que no destacan especialmente y poco o nada pueden ofrecer en comparación con la oferta de otros fps bien conocidos: el modo para un jugador, con más de 20 horas de duración si lo exprimimos, es el núcleo de la experiencia Far Cry 4.
A nivel técnico, Far Cry 4 viene lastrado por las versiones intergeneracionales: Ubisoft Montreal ha tenido que hacer auténticos malabares para que el juego pueda correr en sus versiones menores para PlayStation 3 y Xbox 360. Puede que este sea el motivo por el cual el mapeado no tiene mayor extensión, que Kyrat esté en ocasiones tan vacío o incluso tengamos algunas animaciones que parecen recicladas directamente de Far Cry 3. Aun así, tenemos un bello escenario, con una más que decente recreación de la vegetación y con un sistema de iluminación que nos brindarán admirables estampas virtuales. También debemos decir que en nueva generación corre a 1080p y a una tasa de 30 frames bastante estables.
Es cierto que Far Cry 4 puede recordar mucho a su antecesor y que apenas añade novedades a su esquema jugable: desde luego que no resulta tan fresco e impactante como aquella aventura de Jason Brody de hace dos años. Pese a esta falta de novedad, Far Cry 4 me ha resultado terriblemente adictivo, tanto, que no he cesado hasta descubrir los rincones más ocultos de Kyrat mientras la sensación de déjà vu tan solo fue una leve brisa en momentos puntuales. Mi mayor temor recae en que Ubisoft tenga planes de agotar esta saga con un descarado reciclaje de años, tal y como ha hecho con Assassin’s Creed, pero si te gustó el anterior Far Cry o quieres un fps con un completísimo modo para un jugador, Far Cry 4 es una apuesta segura.
NOTA FINAL MVJ 8